Falta de diésel activa emergencia en el transporte cruceño
“Pérdida de tiempo y plata”. Así resumen los actores del transporte urbano cruceño la situación actual que tienen que atravesar ante la falta de diésel en las estaciones de servicio de la capital oriental debido a que tienen que dejar de lado sus labores para ir a hacer fila o ir de un lugar a otro en busca del carburante, según los testimonio recogidos por UNITEL, por lo que no se descartan movilizaciones para exigir que se cumpla el abastecimiento.
“Tengo familia y tengo que darle de comer, pero no puedo trabajar porque no hay diésel”. “He ido a siete surtidores y nada”. “Tengo que hacer fila y dejar de trabajar, una vuelta menos significan Bs 110 menos para mí”. Estos son los testimonios de los choferes que están cansados de la situación y piden al Gobierno regularizar la situación.
Este escenario asoma seis días después de que autoridades nacionales asumieran el compromiso de garantizar el abastecimiento en los 173 surtidores que el sector público tiene registrados en el departamento cruceño, situación que llevó a firmar un acuerdo donde el “Estado mediante sus instancias correspondientes garantiza la provisión necesaria de combustibles líquidos”.
Estas instancias son principalmente el Ministerio de Hidrocarburos y dos instituciones que depende de esta repartición, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), mismas que fueron aludidas por el dirigente del transporte urbano Mario Guerrero para demandar que se cumpla con lo establecido en el acuerdo firmado con los productores.
Guerrero señaló que el sector requiere a diario al menos 400.000 litros para 8.000 unidades de transporte público, es decir, unos 50 litros por micro y advirtió que no se permitirá que el Gobierno siga jugando con esta situación, ya que cuando parece que la situación se normaliza, otra vez vuelven las denuncias y las filas y es una situación insostenible.
Guerrero expuso que esto no solo perjudica al transporte urbano, sino también a las unidades interprovinciales e interdepartamentales, así como a los usuarios que van de un lugar a otro todos los días debido a que los choferes dejan de darles el servicio por ir a hacer fila a los surtidores.
“Ya enviamos dos cartas exigiendo que esto se normalice y vamos a manifestarnos con medidas de presión si es que no se dan las cosas”, manifestó Guerrero en un contacto con UNITEL.
Mientras tanto, el transporte pesado también sufre por esta situación, debido a que deben hacer menos viajes diarios de los que tienen previstos o retrasar los mismos debido a que tienen que asegurar la dotación del combustible para seguir trabajando, según el dirigente Juan Yujra.
Según el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, Bolivia gastó casi $us 4.300 millones en 2022 por importación y $us 1.700 millones por subvención y pese a ello se advierte escasez.
“El costo de importar diésel y gasolina en el país se ha disparado por la caída en la producción de líquidos; el aumento real de la demanda interna; la subida del precio del petróleo y el inocultable contrabando a mercados circundantes por su bajo precio, generando una demanda artificial adicional”, advirtió Rodríguez.
PISIGA
En la única estación de servicio de Pisiga se ha terminado el diésel minutos antes de las 08:00 de este jueves, precisamente cuando se formaba una columna de camiones y buses.
El carburante es clave para el transporte pesado que traslada las mercancías del comercio exterior, y para los buses que trasladan a los viajeros, muchos de ellos comerciantes.