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Economista sugiere sinceridad al gobierno con la población y hablar sobre el precio de los carburantes

Imagen Ilustrativa tomada de internet

El doctorante en economía de la Universidad de Valencia, Johnny Espinoza, considera que el gobierno debería ser sincero ante la población y hablar sobre la necesidad de ajustar el precio de los carburantes para mantener el equilibrio de la economía, bajar el gasto público, reducir el tamaño del Estado y realizar ajustes a las políticas de inversión pública.

Indicó que, en este momento, el sector que más está drenando el gasto es el de los hidrocarburos con la subvención al diésel y la gasolina y el gobierno debería empezar a generar confianza en el pueblo y generar fluidez de la información para que entienda la posibilidad de subir el precio de los carburantes no de manera dramática, pero en consenso con la gente.

“Yo creo que todo el pueblo está esperando que se le informe claramente sobre qué es lo que está pasando, cómo van yendo las variables. El silencio que en algún momento se percibe en el gobierno, en mi criterio, es altamente dañino. Yo creo que tiene que haber mayor confianza del gobierno hacia el pueblo y del pueblo tratar de generar un poco más de confianza en el sistema. Si la gente piensa que cambiando otro gobierno mejorarían las cosas, se equivoca porque la economía no tiene género”, declaró Espinoza, un empresario privado en la ciudad de Cochabamba.

Dijo que en la actual coyuntura todos deberían ponerse la camiseta de la crisis y resolver el problema estructural de la administración del Estado, como la falta de inversión, analizar el gasto público y reponer la confianza de la población, porque la baja en las reservas internacionales ha generado una mala imagen para el mismo gobierno.

Sostuvo que el gasto público es el tema más importante en el que se debe trabajar porque el tamaño del Estado es muy grande donde, por ejemplo, el salario de un chofer en el sector privado es en promedio 400 a 450 dólares, pero en el sector estatal sube a 3 a 4 veces más, agravado por la contratación de personal que no es necesario en la estructura del Estado.

Asimismo, las inversiones en empresas estatales terminan convirtiéndose en gasto porque esas empresas no están generando utilidades y advirtió que si esto no se corrige podría provocar desequilibrios en la economía si no se toman decisiones a tiempo.

“Aún las consecuencias grandes no se están viendo y esa consecuencia podría ser, por ejemplo, una desestabilización de la moneda, desestabilización del tipo de cambio y una desestabilización del sistema productivo a raíz de la desconfianza en invertir en el país y eso puede provocar una contracción de la economía y en el futuro una recesión. Todo el sistema está funcionado en un delicado equilibrio en que todas las variables pueden empezarse a mover negativamente y eso podría destruir nuestra economía y significar un retroceso de 20 a 30 años atrás”, manifestó.

Aclaró que esta situación de crisis económica no solo es de Bolivia, sino hay un contexto internacional adversos y no es como la oposición culpa al gobierno sin entender que hay condicionantes externas como la pandemia, la guerra en Ucrania y otros factores que comenzaron a mover todos los cimientos de la economía mundial.

Sin embargo, dijo que “esto no sirve de justificativo para el gobierno que debería ir tomando medidas a tiempo. Ahora que se ve al borde del precipicio en términos monetarios, recién empieza a tomar medidas que de alguna manera genera desconfianza en todo el sistema y cuando la desconfianza llega a sectores más bajos de la economía, la situación se pone grave”, advirtió.

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