Opinión

Pacto atroz entre el MAS y la CAO frustra abrogar Ley de Desmonte

La principal razón y dificultad que existe en este momento para abrogar la Ley 741 de Desmontes de Tierras Fiscales de veinte hectáreas en favor de los interculturales radica en que aún está vigente una alianza atroz consolidada entre el MAS y la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO).
El mandatario Luis Arce Catacora es quien se niega rotundamente a abrogar la normativa y se aferra a este pacto, por cuanto, mantiene intactos estos acuerdos que causan el desastre ambiental en Santa Cruz, ocasionados por los avasalladores de las tierras.
El malévolo Catacora, en lugar de establecer una solución definitiva al grave problema, mantiene intactas las cláusulas y resoluciones, se aboca y se burla del pueblo boliviano distrayendo «a la perdiz» y firmando decretos redundantes como el intrascendente de “pausa ambiental”
Lo catrastófico del caso apunta a que, la tierra fiscal ha sido usada y sigue siendo usada como moneda de pago por el trabajo político-electoral de los traficantes de tierras.
Evo ha hecho mucho a favor de los avasalladores de tierras, quienes bajo el disfraz de campesinos y collas migrantes, son militantes del MAS con poder político, autorizaciones de asentamientos, desmontes y quemas.

¡Ésta es la verdadera realidad, que debe ser admitida por quienes no le gusta!
Tanto la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) como la Federación Sindical Departamental de Comunidades Interculturales de Santa Cruz (CSCIB) dieron su consentimiento al pacto con los agropecuarios de Santa Cruz, a cambio de otros negociados favorables para ambos sectores. Al momento de firmar conjuntamente los acuerdos alcanzados en la cumbre agropecuaria: “Sembrando Bolivia”, pactaron la toma de tierras fiscales en el departamento cruceño y ése es el origen de lo que ahora conocemos como desmontes de 20 hectáreas por cada afiliado en comunidades y asentamientos nuevos (Ley 741). También forma parte de las mismas confabulaciones el proyecto de ley que está pronto a tratarse en el Legislativo para la conversión de pequeñas propiedades a medianas.
De aprobarse, se allanaría el camino para más desmontes y más incendios.
Por estas razones, no hay duda que los culpables de la crisis ambiental son tanto cambas como collas.
Pero los años no pasan en vano, todo se hizo enredado, y el reto es comprender en toda su complejidad lo que está pasando. Por ejemplo, en los últimos años el solapamiento entre predios empresariales e incendios disminuyó y esto es así porque la mayoría de los grandes predios quedaron dentro de la llamada “zona agroindustrial”, mientras que los incendios están fuera de la misma. Esto no significa que los agropecuarios no estén involucrados como insinúa ia CAO, que parece haber perdido memoria de su alianza con el MAS.
Una buena parte, sino la mayoritaria de los bosques arrasados por los incendios son espacios territoriales plagados de ilegalidades.


Es como el “viejo oeste” americano, donde el bosque desprotegido atrae a buscadores del lucro fácil y rápido, aventureros, forajidos, migrantes de toda estirpe e incluso fugitivos de la ley que saldan cuentas en duelos a muerte. Y es que la frontera agrícola, por definición, es tierra de contradicciones, de libertad y violencia, de oportunidades e injusticias; en definitiva, tierra sin o casi sin presencia del Estado y la ley.
Si Evo hizo más que Banzer por Santa Cruz, también hizo lo mismo o quizá más a favor de su gente avasalladora.
«Evo hizo más que Bánzer por Santa Cruz», dijo Julio Roda cuando ocupaba el cargo de presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO). En una entrevista con la Agencia Boliviana de Información (ABI) publicada el 24 de junio de 2016, Roda reconoció que Evo Morales hizo más, “pese a que el General (Banzer) era un gran amigo personal”.
“Hemos hecho muchas normativas, muchos decretos, muchas leyes que han beneficiado al sector”, presumió en referencia a sus gestiones a favor de los agropecuarios cruceños.
“El presidente (Morales) ha dado el tema de los desmontes, por ejemplo, el tema de la posibilidad de sanear tierras arriba de 5.000 hectáreas, por ejemplo, el tema del diésel; muchos temas que ahora no me puedo recordar todos”, detalló en otro pasaje de la entrevista.

Evo Morales también gozaba del aprecio de los grandes ganaderos cruceños y benianos. Desde el 2014, promovió firmemente la exportación de carne vacuna. En un acto público de entrega de un frigorífico moderno a favor de este sector, la Confederación de Ganaderos de Bolivia (CONGABOL) le regaló un caballo valuado en 60 mil dólares, como un gesto de agradecimiento por su compromiso para flexibilizar las leyes agroambientales. El entusiasmo de Morales era tal que incluso llegó a despachar personalmente el primer cargamento de carne con rumbo a China.
Tal vez los agropecuarios y ganaderos no quieren evocar los momentos del pacto de sangre que firmaron con Evo, pero, no hay vuelta atrás. Hoy, más que nunca, son antecedentes valiosos que importan demasiado en momentos difíciles que vive la región del oriente boliviano, en particular la Chiquitanía. La CAO no quiere reconocer su rúbrica plasmada en una alianza diabólica porque resulta difícil volver atrás. «Con el diablo no se dialoga, ni se firman acuerdos porque todos salen perdiendo», dice un  refrán popular.
Son los hechos y los protagonistas que están detrás del paquete de las “leyes incendiarias”. Son parte de los responsables e involucrados directos del desastre ambiental provocado por los incendios forestales.
Pero, como no hay nada oculto bajo el sol, Morales y Roda no negociaron en solitario, sino en estrecha coordinación con sus colaboradores más cercanos; destacando entre ellos Luis Arce, en calidad de ministro y gestor del modelo económico del MAS. En casi todas las fotografías que documentan los encuentros y las negociaciones con los agropecuarios cruceños, aparece el actual presidente de Bolivia.

Esto se debe, principalmente, a que los acuerdos constituían parte central del modelo económico y daban sentido a dos de las metas centrales: aumentar las tierras cultivadas de 3,5 a 12 millones de hectáreas y duplicar la población vacuna hasta el 2025, confirmó Gonzalo Colque, director de la Fundación Tierra.
Es así que Evo Morales no solo hizo mucho por los grandes agropecuarios cruceños, sino también por los militantes del Movimiento Al Socialismo, convertidos ahora en crueles y terroristas avasalladores de tierras que no sólo destruyen la flora y fauna, sino qie también, dejan sin techo, sembradíos, agua, e incluso, enferman y ponen en peligro la vida de campesinos y pobladores cruceños, convulsionando y contaminando el aire a niveles altísimos de gravedad para la salud.

Gina Mendía Gandarilla

Periodista

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