“Agua, agua”, así una mujer gritó cuando el techo de su casa de madera con techo de hojas comenzó a arder. Esta casa es otra más de las que se quemaron en Buena Vista. En este lugar el fuego continua, comunarios, militares y bomberos voluntarios son los únicos que con baldes, bañadores y mochilas de desinfección portátiles intentan controlar la situación.
ANF estuvo en el lugar de los hechos, los rastros de la quema que el sábado afectó a al menos cinco viviendas y un vehículo son evidentes. Troncos gruesos de madera caídos y que en su interior aún arden las brasas, así como restos de madera y cenizas son las claras evidencias de lo acontecido desde las 14.00 de ayer, cuando el fuego que hace un poco más de un mes afecta al norte de La Paz ingresó a esta comunidad.
Debido a esta situación, al menos 100 niños y unos 20 adultos mayores fueron evacuados a la escuela de San Buenaventura donde gran cantidad de colchones hoy yacen en los pisos. Así también reciben alimentos. Otros, por su parte, optaron por quedarse y hacer vigilia en Buena Vista para que el fuego no les afecte a ellos también.
Esta comunidad se encuentra ubicada en el municipio de San Buenaventura y a unos 10 kilómetros de Rurrenabaque. Los comunarios –unas 70 familias-se dedican generalmente a la agricultura. Debido al incendio, muchos árboles con frutos se quemaron, como de mangos y cocos, según evidenció la ANF.
“Nos hemos declarado en desastre, ya agotamos los recursos económicos y humanos. La Gobernación brilla por su ausencia ¿Quién será el gobernador? No lo conocemos. Este pueblo está con dolor”, dijo el director de la Unidad de Gestión de Riesgo del municipio de San Buenaventura Alejandro Senzano.
“Es muy doloroso lo que pasó ayer y está pasando. Algo que nos duele el alma es el fuego que arrasó con la comunidad. Hace más de 40 días que venimos gritando y pidiendo ayuda al Gobierno y las diferentes autoridades. Lamentamos que algunas autoridades digan que ya no hay fuego en el parque Madidi. Todos se han hecho oídos sordos. Ayer ya se veía el fuego que se aproximaba a la comunidad”, señaló el presidente del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (Cipta), Jorge Canamari.
Cerca del mediodía de este domingo, la casa de un comunario comenzó a arder de repente. Uno de los extremos de su techo, elaborado con hojas de motacú y que datan de años atrás comenzó a arder. Los gritos de una mujer alertaron a los vecinos y a la Armada, quienes gracias al vecino del lado –que tenía agua- sacaron baldes de agua y comenzaron a apagar el fuego.
Para evitar más daños, otra habitante del lugar sacó la garrafa. Tras controlar la situación, el piso del interior de la vivienda quedó todo con barro. El fuego afectó casi una cuarta parte del techo.
Una casa fue afectada por el fuego este domingo.
Además de Buena Vista, San Buenaventura también continúa con fuego, por el camino se puede ver claramente el humo que sale de los bosques.
“El fuego se ha reactivado, el fuego afectó el gallinero, mi centro de acopio de granos, hubo descontrol, el fuego nos ha rodeado y se volvió incontrolable No sé qué va a pasar con la seguridad alimentaria, porque los hermanos perdieron sus pastizales, sus siembras. Una familia perdió sus gallinas que se quemaron porque el fuego las encerró. El fuego persiste”, contó Jesús Lear.
“Fuimos afectadas, estamos asustados, a mi casita no le afectó y eso que las llamas estaban a unos dos metros”, manifestó además otra comunaria.
El auto que resultó quemado en Buena Vista.
En alerta 24/7
Carne de gallina con arroz, además de un refresco de copoazú. Ese fue el almuerzo de al menos 30 personas, entre hombres y mujeres que hacen vigilia 24/7 en la comunidad Bella Altura, próxima a Buena Vista, para que el fuego no llegue a sus viviendas.
El fuego les rodea por todos lados y se tiene temor de que los vientos influyan. La comunidad se dividió, unos 30 comunarios hacen control por la mañana, otros 30 por la tarde y están quiénes controlan por las noches.
“El fuego está en todas partes, una pequeña chispa nos afectará, las chispas vuelan con el aire. Así comenzó todo. Solo estamos nosotros”, aseguró el corregidor Dario Mamío, de Bella Vista.
Rosa Serrato, quien realizaba la olla común dijo también que “mientras más apagan el fuego, más crece. Nuestras plantaciones de yuca se quemaron. Los niños tenemos que encerrarlos en casa porque se salen y podría pasar algo”.
Para evitar más daño a su salud, algunos comunarios está utilizando barbijos, otros se preparan infusiones como mate de cedrón para evitar más daño en sus ojos. Y para evitar el fuego, además de baldes, ahora su armamento solo son tres mochilas desinfectantes portátiles.
Un helicóptero transportando agua trabajó la tarde de hoy. Los comunarios agradecen la ayuda, “más no es suficiente”.