Reporte internacional revela complicaciones de la salud de Evo
El expresidente Evo Morales volvió a acusar al gobierno de Luis Arce de estar protegiendo al narcotráfico y de no preocuparse de los humildes de Bolivia, pero su problema en las fosas nasales le obliga a interrumpir sus palabras con demasiada frecuencia.
Habló durante 54 minutos en radio Kausachun Coca, que está a su servicio aunque es propiedad del Estado boliviano, pero esta vez quedó claro que su salud está muy afectada. Las interrupciones le tomaron por lo menos diez minutos. Los operadores de la radio y quienes grababan sus palabras tuvieron que interrumpir los micrófonos cada cinco segundos para que él pudiera evacuar sus narices.
Nunca se ha informado sobre las causas del malestar del caudillo cocalero y lo único que se sabe es que tiene el tabique nasal muy afectado. Los empleados de la radio tuvieron que llevarse unas cinco veces la canastilla de basura donde él arrojaba los pañuelos de papel.
El entrevistador está obligado a improvisar cuando las cámaras lo enfocan para dar lugar a que el expresidente se suene la nariz, pero además debe soportar los arranques de mal humor del cocalero. Un espectáculo desagradable.
En otro momento él hubiera viajado a Cuba para que lo vean los médicos, como hizo Hugo Chávez, pero ahora, quizá por la grave situación que vive la isla caribeña, ha optado por sufrir y dar este penoso espectáculo.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, levanta el puño mientras marcha con simpatizantes del partido boliviano MAS, trabajadores y cocaleros para expresar su apoyo al gobierno del presidente Luis Arce Catacora, en La Paz, Bolivia, el 25 de agosto de 2022. REUTERS/Manuel Claure
De lo que se pudo entender de la entrevista, él está molesto ahora con militares retirados, a quienes culpa de estar haciendo un trabajo de espionaje contra su persona y contra quienes le son leales en el partido MAS.
Acusó al presidente Luis Arce de no haber asignado recursos económicos suficientes a la salud y la educación durante los trece años que fue su ministro de economía entre 2006 y 2019.
Repitió sus denuncias sobre la protección que el gobierno estaría brindando al narcotráfico y dijo que él y sus seguidores están haciendo ahora de bomberos para evitar que estalle una gran protesta, pero que teme ser rebasado en cualquier momento.
Quienes lo conocen creen que se siente derrotado en su enfrentamiento con el presidente y que por momentos llega a la histeria.
Lo cierto es que la pelea Arce-Morales acapara la atención todos los días. La oposición parlamentaria, normalmente muy apagada, observa el espectáculo y ha optado por callar.
El actual presidente de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora. REUTERS/Eduardo Munoz
En este intenso cruce de acusaciones entre los caudillos del MAS, del lado del presidente Arce surgieron también duras alusiones.
El diputado masista Rolando Cuéllar dijo que los del bando de Evo le piden al presidente Arce que renuncie al cargo, y los llama “golpistas internos”, sugiriendo que se proponen derrocarlo incluso por la fuerza.
Lo que hace el gobierno después de cada rabieta del cocalero es ordenar que se hagan nuevas detenciones de quienes fueron actores del momento, en noviembre de 2019, en que él renunció al cargo y huyó a México.
A principios de octubre fueron detenidos dos coroneles del ejército, acusados de haber participado en la represión de seguidores de Morales tras su fuga. Y los jueces ordenaron, esta vez también, aplicarles la “detención preventiva”.
En este momento hay 119 presos políticos en Bolivia como consecuencia del furioso deseo del cocalero Morales de castigar a quienes lo alejaron de la presidencia.
La Fiscalía de Bolivia anunció que pedirá 15 años de cárcel para la expresidenta interina Jeanine Áñez, acusada de un supuesto golpe de Estado en 2019 contra el exmandatario Evo Morales, en el marco de su juicio que se reanudó el lunes.
La expresidente Jeanine Áñez, que entonces tuvo que asumir el cargo porque todos los masistas habían renunciado para crear un vacío constitucional, lleva un año y medio presa, sin sentencia.
Hay una veintena de militares en ejercicio presos, incluidos generales. Unos cincuenta policías fueron expulsados de la fuerza con ignominia.
Por ahora, la advertencia que ha hecho Morales es que en Bolivia está activada una bomba de tiempo que podría estallar en cualquier momento.
Mientras tanto, una protesta nacional exige que el censo previsto para 2024 se adelante en año porque de esa manera se podría extirpar el esquema de fraude incorporado por el MAS en el sistema electoral, como lo comprobó la OEA en 2019.
Pero los masistas saben que en eso se les puede ir la vida, porque el partido dejaría de usar dados cargados en las elecciones. En eso están de acuerdo tanto Arce como Morales. Es lo único en que coinciden./Infobae