El Servicio Departamental de Salud (Sedes) Santa Cruz informó que se analiza un caso sospechoso de viruela del mono.
El paciente tiene 26 años y tuvo contacto estrecho con persona que, en los últimos días llegaron de Europa, donde se registra un brote de esta enfermedad.
El paciente asistió este miércoles a las 18:00 a un centro de salud y por sus antecedentes, se decidió que esté en aislamiento.
El secretario de Desarrollo Humano, Fernando Pacheco indicó que el paciente hace 10 días comenzó a presentar síntomas; fiebre y dolores musculares y hace tres días exantemas en la piel, (manchas en la piel) e inflamación de los ganglios linfáticos.
«El paciente cumple con todos los síntomas de la enfermedad y se esperan los estudios para definir si esto se trata de un caso de viruela del mono«, dijo a tiempo de añadir que también se realizarán análisis para otras enfermedades, entre estas sarampión.
Pacheco agregó que se busca a los contactos del paciente sospechoso para ponerlos igual en aislamiento.
Las muestras de este paciente se enviaron al Centro Nacional de Enfermedades Tropicales (Cenetrop) y a laboratorios de Argentina.
Síntomas
El periodo de incubación de la enfermedad (tiempo desde la infección al inicio de los síntomas) suele ser de 7 a 14 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días.
El cuadro se inicia con síntomas similares a los de un cuadro gripal (fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, escalofríos y agotamiento), al que se asocia la inflamación de los ganglios.
Posteriormente aparece una erupción, que a menudo comienza en la cara y luego se extiende a otras partes del cuerpo, particularmente a las manos y los pies. Estas lesiones van pasando por diferentes etapas antes de formar una costra y caer finalmente. El curso de la enfermedad suele durar de 2 a 4 semanas.
La viruela del mono no parece ser contagiosa durante su período de incubación, sino una vez que aparecen los síntomas y persiste la posibilidad de contagio hasta que las costras se desprenden.
Para llegar al diagnóstico, se pueden tomar muestras de las lesiones cutáneas, de las costras y de la orofaringe. Se suelen emplear técnicas moleculares mediante PCR para su diagnóstico.