Petróleo&Minería

Fancesa, Itacamba y Soboce registran millonarias deudas con el Servicio de Impuestos

La Fábrica Nacional de Cemento Sucre (Fancesa) se ha convertido en la empresa más endeudada del sector cementero boliviano, con un pasivo de 116.044.884 bolivianos con Impuestos Nacionales. Esta cifra coloca a Fancesa muy por encima de otras compañías del rubro, como Itacamba, que debe 10.724.155 bolivianos, y Soboce, con 10.234.559 bolivianos.

Según el analista económico Miguel Amozabel, esta deuda no es solo un reflejo de obligaciones fiscales atrasadas, sino que también compromete gravemente el futuro financiero de la empresa.

Amozabel desmintió las declaraciones del síndico económico de Fancesa, quien atribuyó la deuda a gestiones anteriores. El economista subrayó que los estados financieros de la cementera muestran que la empresa ha estado cumpliendo con sus obligaciones, pero desde hace dos años enfrenta serios problemas de liquidez, lo que le ha dificultado cumplir con sus compromisos, tanto impositivos como salariales. 

Entre los tributos adeudados se encuentran el Impuesto a las Transacciones (IT), el RC-IVA, las Regalías Mineras, el Impuesto Promocional Empresarial, el IUE y el IVA, que juntos suman los más de 116 millones de bolivianos.

Uno de los factores clave que ha llevado a esta situación crítica es la decisión de priorizar el pago de bonos a los tenedores de deuda por la construcción de la Nueva Línea de Producción de FLSmit, que le representa a Fancesa un desembolso anual de 47 millones de bolivianos. Esta medida ha descuidado el pago de impuestos y salarios a los trabajadores, a quienes se les adeudan tres meses de salario, afectando tanto a la moral laboral como a la capacidad productiva de la empresa.

Además de sus problemas financieros, Fancesa ha estado envuelta en un escándalo por un supuesto «bicicleteo» financiero, donde las ventas recientes de cemento en su Agencia del Oriente se habrían utilizado para rendir cuentas de transacciones antiguas. Aunque esta práctica ayudó temporalmente a aliviar la presión de caja, a largo plazo solo ha agravado la situación.

Otro tema preocupante es el supuesto maquillaje financiero. En la gestión 2016, Fancesa reportó ganancias por 110 millones de bolivianos, cuando en realidad ya estaba comenzando a registrar pérdidas. Esta maniobra contable no solo engañó a sus inversores, sino que también implicó el pago de impuestos y el pago de dividendos por utilidades sobre ganancias que nunca existieron, profundizando aún más sus problemas económicos.

Con su deuda en aumento y sin soluciones claras a la vista, el futuro de Fancesa parece comprometido, generando preocupación tanto entre sus trabajadores como en el ámbito empresarial nacional y entre la sociedad chuquisaqueña.

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