Opinión

Urgente necesidad pública


Como es de conocimiento general, juntamente con el Gobierno Municipal de Porongo se viene trabajando, desde hace muchos años en una gestión que posibilite la construcción de una segunda vía de comunicación alternativa al actual y único acceso a la comunidad denominada «Pueblo de Colinas de Urubó» y al municipio de Porongo en su conjunto; el más cercano a la capital del departamento de Santa Cruz y que forma parte de la Regional Metropolitana.

No obstante, su actual ampliación encarada por la Gobernación Departamental, el puente Mario Foianini construido hace más de 20 años, que en su momento fue considerada una obra de avanzada, hoy es un referente del atraso y la postergación a que se puede condenar a una importante comunidad, por la falta de voluntad política de las autoridades Municipales, Departamentales y Nacionales.


La ausencia de una visión más amplia del desarrollo urbano de toda la región, de las necesidades básicas y del elemental Derecho Constitucional, como es el de libre tránsito y circulación, el mismo que debe ser totalmente garantizado por quienes tienen la competencia en un Estado Democrático y que está siendo vulnerado sin ningún escrúpulo ni consideración al ciudadano.

Al parecer, nadie ha tomado en cuenta que, para construir un puente de esta envergadura, se requieren como mínimo dos años, y obviamente, no se han preguntado, ¿qué pasará con los vecinos de esta gran comunidad en todo ese largo tiempo? Si hoy en día, ya se encuentra bloqueada angustiosamente por la existencia de una sola vía de acceso. Seguramente habrá más de una emergencia de salud no atendida, un caos vehicular que se agrava día a día y la imposibilidad de una circulación regular con las consecuencias dramáticas previsibles. Sobre todo, se trata de brindar condiciones de vida a seres humanos que tienen igual derechos que todos.

Es evidente que toda obra emprendida por el ser humano trae aparejadas consecuencias ambientales, la mera existencia del ser humano determina daños a la naturaleza. Sin embargo, es también evidente que todo proyecto de infraestructura contiene un Plan de Mitigación de dichos daños y para exigir su cumplimiento está la Autoridad Ambiental competente. No pueden dejar de ejecutarse obras de sentida necesidad pública amparándose en los supuestos daños que se causarán.  Aquí debe sopesarse cuál es el interés colectivo mayor.

Como es también de conocimiento público, finalmente después de interminables gestiones, hace más de un año se firmaron los convenios entre las dos alcaldías para la construcción del segundo puente ubicado en la continuación de la avenida Roca y Coronado. Este anhelado y tan necesario proyecto de utilidad pública, financiado con recursos enteramente privados, por increíble e inconcebible que parezca hasta el día de hoy no puede iniciar las obras por acciones e intereses subrepticios que siguen obstaculizando su efectiva ejecución.

Sin duda estamos ante la más absoluta negligencia del Estado en todos sus niveles que continúa perjudicando a una gran comunidad y se tendrán que identificar a los responsables.

Los pueblos gobernados eficientemente, libres de intereses mezquinos, toman decisiones diligentes, tienen la capacidad de resolver oportuna y adecuadamente sus problemas, mitigando y controlando, aun los efectos de impactos medioambientales, en aras del bien común que las validan plenamente.

Fernando Crespo Lijerón – Vecino de Porongo

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