El país del contrasentido
A partir del pasado lunes 8 varios sectores del país decidieron iniciar un Paro Nacional indefinido y está cumpliendo el tercer día con millonarias pérdidas económicas para el país. El motivo: la abrogación de la ley 1386 “Estrategia Nacional de Lucha Contra la Legitimación de Ganancias ilícitas y Financiamiento del Terrorismo” que, según la interpretación de los algunos especialistas vulnera varios preceptos constitucionales, atenta contra la propiedad privada y faculta al Estado a intervenir, a simple sospecha, las cuentas bancarias y las comunicaciones personales, y abrir procesos contra cualquier ciudadano, todo al margen de las leyes.
Por su lado, según lo afirmado por personeros del gobierno del presidente Luis Arce, esto definitivamente no es cierto y se está trabajando en la reglamentación de dicha norma para su justa aplicación y en realidad esta medida extrema es parte de un plan de desestabilidad política que tiene como objetivo final el derrocamiento del presidente Arce.
Ambas posiciones puede que tengan la razón en algún grado, sin embargo, la gran pregunta es: Los que se dicen verdaderos patriotas defensores de la Democracia y la Libertad, ¿habrán agotado las instancias previas para evitar un paro que evidentemente perjudica absolutamente a todos y más aún en este momento en que aún no hemos salido de la crisis sanitaria mundial y estamos apenas superando de la consecuente crisis económica? ¿Existe la verdadera voluntad de resolver los problemas o simplemente estamos jugando a un juego irresponsable y en total contra sentido con la racionalidad y con la historia? Es definitivamente un verdadero suicidio colectivo.
Es evidente que de estas situaciones existen quienes aprovechan la oportunidad para actuar con fines de interés particular y con razones puramente política partidaria y que están muy alejados del genuino interés común. Por otro lado, el gobierno que esta mostrando poca capacidad de comunicarse, de dialogar y concertar adecuadamente con el ciudadano, en una acción que vemos en contra ruta de lo que nos dicta el sentido común.
Por qué no convocar a los sectores supuestamente afectados por la ley cuestionada y abrir espacios de un dialogo amplio y suficiente, dirigidos a revisar esta norma cuestionada, socializarla ampliamente y demostrar, como lo ha manifestado que no tiene la aplicación que se afirma o en su defecto realizar alguna modificación.
Creemos firmemente que es tiempo de separar la “paja del trigo” y reencauzar este momento extremadamente peligroso y muy perjudicial para el país tanto interna como internacionalmente.
No podemos estar a expensas de actitudes tan irresponsables, que nos llevan a actuar en contra de la historia y corresponde a quienes tienen la responsabilidad de gobernar este país a tomar decisiones justas y evitar a toda costa un mayor daño a la imagen de Bolivia fuera de las fronteras y a la economía de los bolivianos que hacen un esfuerzo diario por un mejor porvenir.
Es de seres humanos de bien reconocer con grandeza sus errores y saber enmendarlos a tiempo sobre todo si afectan a la población de los más desposeídos.
Fernando Crespo – Vecino de Porongo