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Tres factores que afectarán a las economías de América Latina en 2022

Si en 2021 la economía mundial logró salir del pozo en el que había caído en 2020, este año deberá ponerse de pie.

Muchas de las heridas causadas por la pandemia de covid-19 fueron tratadas por los gobiernos con gigantescos paquetes de rescate fiscal que inyectaron a las economías locales un flujo de dinero equivalente al efecto que le provoca un respirador artificial en el paciente que no tiene aire.

Lo mismo hicieron los bancos centrales bajando las tasas de interés para estimular el crecimiento y comprando bonos soberanos para pasar el trago amargo de una pandemia que, tras el inicio de la vacunación, ha ido cediendo poco a poco, aunque la situación sigue siendo complicada.

Ahora, sin embargo, la ola de estímulos fiscales y monetarios para enfrentar la emergencia está llegando a su fin y muchos países se han quedado con las arcas medio vacías, con más pobreza y altos niveles de deuda pública.

¿Se viene un 2022 desafiante? Sí, particularmente en aquellos países vulnerables donde la vacunación va más lenta y cuyas economías arrastran las heridas abiertas de un virus que se niega a desaparecer.

La economía latinoamericana crecerá sólo 2,1% este año, según las últimas proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), con Panamá liderando la recuperación y Brasil en el último lugar de la lista.

Esto ocurre en medio de severas disrupciones en las cadenas de suministro que mueven los productos desde las fábricas chinas al resto del planeta, junto con una ola global de inflación, que en Estados Unidos llegó a 7%, el nivel más alto en los últimos 39 años.

Consumidores en supermercado de EE.UU.
La inflación en Estados Unidos llegó a su nivel más alto en 39 años.

Es la misma ola inflacionaria que en países como Brasil y México ha alcanzado su máximo en 20 y 18 años respectivamente, con el aumento sostenido en el precio de la energía y los alimentos.

«Vamos a vivir una situación más compleja y difícil para la región», dice en diálogo con BBC Mundo Daniel Titelman, director de la División de Desarrollo Económico de la Cepal.

Se aproxima una fuerte desaceleración del crecimiento, mientras existen bajos niveles de inversión y productividad, y una lenta recuperación del empleo, con poco espacio para las maniobras fiscales, en un contexto de un previsible aumento de las tasas de interés y de depreciaciones de las monedas locales.

Estos son tres de los principales factores que van a influir en las economías latinoamericanas en 2022.

1. El mundo crecerá menos

El crecimiento mundial previsto para 2022 será menor que el del año pasado, acercándose a un 4,9%, según las proyecciones de la Cepal.

En ese contexto, los dos mayores socios comerciales de Latinoamérica, Estados Unidos y China, seguirán esa tendencia de desaceleración económica, afectando la recuperación de los países de la región.

Puerto
La desaceleración de las economías de Estados Unidos y China influirá en el rumbo económico de la región.

Por lo pronto, es probable que los cuellos de botella en las cadenas de suministro persistan por varios meses, acelerando los costos del transporte marítimo y haciendo más lento el flujo del comercio internacional.

2. El precio del dinero prestado

Las condiciones financieras serán más restrictivas en la medida que las presiones inflacionarias persistan.

Si continúa el aumento en el costo de la vida, es probable que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed, por sus siglas en inglés) y los bancos centrales de otros países ricos suban las tasas de interés para controlar la situación.

«En la medida en que aumente la percepción de que las tasas de interés en el mundo desarrollado van a subir, se generarán condiciones más restrictivas para el acceso al financiamiento por parte de nuestros países», explica Titelman.

Dólar
Los países desarrollados han anunciado que este año comenzarán a subir progresivamente las tasas de interés.

Tasas de interés más altas o la reducción de la compra de activos por parte de los bancos centrales, explica, podrían generar volatilidad en los mercados financieros y crear dificultades en las economías emergentes y en desarrollo.

Lo que ocurre es que cuando las tasas suben en los países desarrollados, los inversores mueven sus capitales hacia ellos desde regiones como América Latina porque les resulta más rentable.

Así, los países de la región tienen que pagar más intereses en el momento de pedir dinero prestado en el exterior.

Por otro lado, cuando suben las tasas de interés en EE.UU. uno de los efectos que se producen es que el dólar se aprecia en relación a las monedas locales de los países de la región.

Desde la perspectiva de las familias, como las tasas de interés ya han estado subiendo significativamente en los países latinoamericanos, el costo de pedir dinero prestado ya está disparándose.

Se ha vuelto más caro pedir un crédito y, por esa razón, muchas personas tienen dificultades para adquirir una vivienda.

Los economistas proyectan que, si la inflación continúa alta, es probable es que las tasas de interés sigan subiendo, aunque eso dependerá de la situación de cada país.

3. El precio de las materias primas

El año pasado el precio de las materias primas registró un fuerte aumento, lo que favoreció a varios países exportadores de commodities de Latinoamérica.

Producción de soya.
Los precios de las materias primas no seguirán con la curva ascendente que tuvieron el año pasado.

Sin embargo, ese gran impulso no se repetiría este año.

La proyección de la Cepal es que los precios se mantengan en el nivel el el que están actualmente o que experimenten una leve caída respecto a 2021.

Los países que han resultado más favorecidos con el alza en los precios de las materias primas han sido los exportadores de hidrocarburos.

El juego del equilibrista

Uno de los mayores desafíos que enfrentará la región en 2022 es reducir la inflación sin dañar el crecimiento.

Como si se tratara de un equilibrista en la cuerda floja, los países se verán enfrentados al dilema de encontrar la mejor fórmula para bajar los precios y, al mismo tiempo, empujar el repunte económico y la creación de empleo.

«Los bancos centrales tienen otras herramientas para controlar la inflación que van más allá de las tasas de interés», señala Titelman.

«No por preocuparse por la inflación hay que castigar demasiado el crecimiento», concluye.

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