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Qué es una recuperación en forma de K y por qué advierten que se asemeja a lo que vive la economía de Venezuela

Luego de ocho años de caídas constantes, la economía de Venezuela ha retomado la senda del crecimiento.

Organismos multilaterales, bancos de inversión y numerosos expertos prevén que en 2022 el país sudamericano verá crecer su Producto Interior Bruto (PIB), aunque difieren en la magnitud.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ubica este año a Venezuela como uno de los países que más crecerá en la región con un estimado de 5%, mientras el Fondo Monetario Internacional apunta a un más modesto 1,5%. La mejor previsión que se ha hecho pública hasta ahora la hizo en abril el banco de inversión Credit Suisse, que apuntó a un 20%.

En todo caso, se trata de un cambio bienvenido para un país cuyo PIB se encogió en 80% desde 2013.

Pese a la nueva tendencia favorable, algunos expertos han alertado que el rebote de la economía en Venezuela está tomando una dirección preocupante pues se trataría de una recuperación en forma de K.

¿Qué quiere decir esto?

A diferencia de la recuperación con forma de V, que indica una caída y una recuperación rápida; o de una U, que señala una recuperación más lenta; la K apunta hacia una caída rápida tras la cual hay una recuperación desigual en la cual algunos sectores resultan ganadores y otros, perdedores.

Comercio en Venezuela que vende productos en dólares.
La dolarización ha contribuido a la recuperación de la economía venezolana.

«Aunque los resultados económicos siempre varían entre las distintas partes de la economía, los economistas suelen entender que los ciclos económicos de recesión y recuperación están ampliamente correlacionados entre todos o la mayoría de los sectores de la economía.

«Lo que hace que una recuperación en forma de K sea diferente es que, mientras que algunas partes de la economía pueden disfrutar de una recuperación floreciente inmediatamente después de la recesión, otras pueden permanecer sumidas en un crecimiento lento o incluso seguir cayendo«, se explica en la web Investopedia.

El concepto de una recuperación en forma de K se hizo popular a partir de los análisis que se hicieron en 2020 a propósito de la respuesta que estaba teniendo la economía de Estados Unidos ante la crisis ocasionada por la pandemia del coronavirus.

Pero, ¿cómo se refleja esto en el caso venezolano?

Una recuperación asimétrica

«Yo la llamo la peligrosa recuperación en forma de K», dice Leonardo Buniak, economista y calificador de riesgo, a BBC Mundo.

«Es una recuperación económica en donde el crecimiento no basta, es una recuperación económica bifurcada, asimétrica. La K es una letra que tiene una línea vertical y dos patitas: una que mira hacia arriba y otra que mira hacia abajo. La que va hacia arriba representa los sectores económicos de la economía venezolana que están resultando ganadores; y la que mira hacia abajo son los sectores económicos que se están perjudicando», explica.

Indica que eso quiere decir que pese a las estimaciones de crecimiento que se manejan sobre Venezuela, no todos los sectores van a estar creciendo, por lo que esos cálculos no reflejan realmente lo que está ocurriendo al interior de la economía venezolana.

José Manuel Puente, profesor de Economía del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), considera que aún es muy pronto para saber si la recuperación tendrá forma de K.

Personas vendiendo alimentos en la calle en Venezuela.
La recuperación en K exacerba las desigualdades.

Este experto elaboró una «proyección de consenso» tomando como referencia las estimaciones elaboradas por una docena de instituciones reconocidas que hacen seguimiento a la economía de Venezuela -incluyendo organismos multilaterales, bancos de inversión, etc- y concluyó que este año el PIB de ese país aumentará entre 4% y 5%.

Sin embargo, señala que existe gran incertidumbre en torno a la posibilidad de que esa recuperación se mantenga en el tiempo, entre otras cosas, porque en parte está alimentada por un fenómeno exógeno, como es el aumento de precios del petróleo ocasionado por la invasión rusa de Ucrania.

«Hay muchas dudas sobre la sostenibilidad de ese crecimiento en el tiempo porque Venezuela no ha implementado un programa de estabilización con política fiscal, monetaria y cambiaria. Básicamente los fundamentos macroeconómicos de Venezuela siguen siendo los mismos y los problemas que llevaron a Venezuela a ese ciclo recesivo tan agudo siguen estando presentes ahí», explica Puente.

Ganadores y perdedores

Entre los principales beneficiarios de este crecimiento, Buniak menciona el comercio, los supermercados, las farmacias, las telecomunicaciones, los servicios y la alimentación.

Bodegon en Venezuela
Los llamado bodegones, tiendas que venden productos importados a altos precios en Venezuela, están entre los ganadores de la recuperación económica.

«Entre los sectores que están creciendo hay muchos vinculados a la importación. En Venezuela, el gobierno ha mantenido una marcada sobrevaluación del tipo de cambio, donde la tasa de deslizamiento del tipo de cambio con respecto al dólar es mucho más lenta que la inflación», explica.

Entre quienes están resultando perdedores, el economista menciona a los productores venezolanos de bienes transables, como el sector manufacturero, textil, automotor y la industria en general, ya que deben competir con productos importados cuyo precio es artificialmente más bajo debido a la sobrevaluación del bolívar.

También están entre los sectores perjudicados el turismo y el sector de la construcción.

Un país más desigual

José Manuel Puente indica que esta recuperación divergente tiene varias consecuencias estrictamente económicas como, por ejemplo, que algunos sectores que son muy importantes para generar crecimiento a largo plazo del país, como la industria, no registran mejoría.

Venta de Ferraris en Caracas.
La Venezuela de a pie convive con la Venezuela de los Ferrari.

Indica que también hay impactos desde el punto de vista distributivo porque hay algunos sectores que generan muchos empleos que no se están recuperando.

«La construcción es el sector que mayor cantidad de mano de obra absorbe y donde muchos de esos empleados son de estratos socioeconómicos bajos, y ese sector no se está dinamizando como consecuencia de este boom coyuntural», apunta.

Buniak, por su parte, hace énfasis en las consecuencias socioeconómicas.

«Cuando hablamos de sectores que se benefician o se perjudican tenemos que recordar que estos están vinculados a familias y, por tanto, esa K afecta socioeconómicamente a la población. En otras palabras, cuando la economía crece en forma de K lo que te está indicando es que las desigualdades económicas y sociales se están ampliando en Venezuela», apunta.

El experto señala que las desigualdades que se están gestando también son de tipo territorial, pues no todas las regiones o ciudades de Venezuela se están beneficiando de la recuperación económica.

«Caracas ha concentrado los beneficios de ser la capital de la República con mejores servicios, infraestructura, agua, electricidad, combustible, etc… Pero el interior del país, la provincia, está sumamente afectada [por fallas en esos servicios]. Por lo tanto, se marcan también desigualdades territoriales muy importantes en Venezuela», afirma.

A la hora de resumir su visión sobre este crecimiento desigual, José Manuel Puente apunta a la división de la población del país en dos bloques.

«Hay una serie de rubros de altos precios destinados al consumo del 5% o 6% de la población, los que están teniendo gran dinamismo, mientras que un 94% de la población queda execrada de todos los beneficios. La última encuesta de condiciones de vida Encovi cuantifica que el 94,5% de la población vive en pobreza, es decir, no tiene un ingreso para acceder a la canasta básica normativa de alimentos y medicinas», dice.

«Así, solamente un 5,5% de la población queda fuera de esa clasificación y son los que pueden llenar bodegones [supermercados que venden productos importados y de lujo], los que pueden llenar restaurantes y vuelos a Europa.

«Lo que se está generando es un modelo dual en el cual, en esencia, o la gente está comprando productos importados de lujo en un bodegón y montándose en un Ferrari o está desgarrando las bolsas de basura (para buscar qué comer)», concluye.

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