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Lula intenta amarrar la victoria en segunda vuelta pero Bolsonaro sigue creciendo

Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que los sondeos le daban a Lula da Silva más de un 60% de los votos en la carrera para ser presidente de Brasil. Atrás quedaba entonces un Jair Bolsonaro descolgado, en mínimos pese al apoyo de una base fuerte. Pero aquello todavía era parte de una maratón muy larga; ahora ambos llegan al sprint final con la realidad imponiéndose a las encuestas: el izquierdista ganó en la primera vuelta celebrada este domingo, pero en el segundo asalto -que tendrá lugar el 30 de octubre al no superar ninguno la mitad de los votos válidos- necesita un impulso más frente a un presidente que aguanta muy bien. Los sondeos le daban menos de un 40% y se ha plantado en el 43% frente al 48% de su rival.

Lula cumple, pero no ha logrado ni un voto más de los previstos (los sondeos acabaron situándole entre el 48% que obtuvo y el 51% que le eximía de segunda vuelta). Bolsonaro, en cambio, se ve más fuerte de lo que se esperaba. ¿Y ahora qué? «Vamos a ganar, esto es tan solo una prórroga», sostuvo Lula tras el escrutinio, consciente de que necesita «volver ya a la campaña» con tres semanas por delante, en un país muy dividido y tensionado, más si cabe de antes de una primera vuelta que, aunque tenía más candidatos en liza, sirvió como el primer tiempo de un partido de fútbol entre lulistas y bolsonaristas. Ahora queda el segundo. 

Eduardo Puig de la Bellacasa, responsable internacional América CEU-CEFAS explica a 20minutos que el resultado de la primera vuelta «cambia el escenario porque no era previsible que hubiera tan poca diferencia». Y recuerda el ejemplo de Colombia, donde en primera vuelta no ganó Gustavo Petro, que sí lo hizo en la segunda. «Queda un mes, que es mucho tiempo», comenta, y añade que «se han movilizado mucho los grupos evangelistas, que son muy fuertes en Brasil» y están cerca de Bolsonaro. 

«Todo parece indicar que Bolsonaro tiene un votante mucho más fiel«, sostiene Puig, que se apoya en los resultados a gobernadores en Río de Janeiro o en Sao Paulo, que, según el profesor, «también han sido muy sorprendente» pese a que en las grandes ciudades está el gran caladero de votos del ultraderechista. Lula en cambio mantiene su fuelle en el noroeste del país y en las clases más humildes, con un discurso muy enfocado en la clave social.

Bolsonaro quiso sembrar la duda: «Si son elecciones limpias, sin problema, que gane el mejor», sostuvo antes de votar. «Entiendo que una parte del país quiere un cambio», asumió después. El presidente se hizo muy fuerte en sus feudos tradicionales: el sur del país y sobre todo Río de Janeiro sostienen su candidatura con mucha solvencia. Ahora, su hándicap puede ser que ya no tenga capacidad para atraer a electores ‘nuevos’, más si cabe si se tiene en cuenta que el representante del centro derecha tradicional, Geraldo Alckmin, es el candidato a vicepresidente con Lula. El frente anti Bolsonaro se ve en ese movimiento: Alckim fue el rival del expresidente en las elecciones del 2006.

Lula busca así no solo tranquilizar a los mercados sino acercarse a sectores de la población más proclives a votar opciones conservadoras. También durante la campaña el expresidente ha lanzado guiños a los evangelistas y a la Iglesia, dos pilares fundamentales de la victoria de Bolsonaro en 2018 y que ahora le siguen brindando su apoyo. Para Lula, por lo tanto, será importante su capacidad de atraer a quienes optaron por Ciro Gomes (del Partido Democrático Laborista) en primera vuelta: poco más de un 3% de los votos. Si todos se van ahora al PT, Lula da Silva tendría la victoria asegurada. 

Resultados de la primera vuelta en Brasil.
Resultados de la primera vuelta en Brasil.

Gomes, en cambio, ha deshojado la margarita. Ya antes del domingo había renunciado a apoyar a Lula retirando su candidatura y ahora pide «tiempo» para decidir qué hacer de cara a la segunda vuelta. «Estoy profundamente preocupado por lo que está pasando con Brasil. Nunca he visto una situación tan compleja, tan desafiante. Denme unas horas más para hablar con mis amigos, con mi partido, para que podamos encontrar la mejor manera, el mejor equilibrio para servir a la Nación«, sentenció al conocerse el resultado. Su candidato a vicepresidente Darci Pompeo de Mattos, recordó, eso sí, que el PDT «siempre ha apoyado al PT» en segunda vuelta.

Más importante será incluso el porcentaje de voto de la gran sorpresa: Simone Tebet. Se erige como la representante de los empresarios agrícolas, y destacó en los debates antes de la cita con las urnas. Tanto que superó el 4% de las papeletas y acabó en tercera posición. Sus electores, apegados al centroderecha, podrían ser un buen caladero para Bolsonaro, pese a que Tebet fue muy dura con el presidente durante su cara a cara, y llegó a llamarle «cobarde» por su gestión.

Bolsonaro ha ganado fuerza con el resultado de la primera vuelta

«Lo lógico es que el votante de Tebet vaya para Bolsonaro, pero una cosa es lo que diga ella y otra lo que hagan sus electores«, esgrime Puig. «Si sus votantes se pasan a Bolsonaro todo estaría muy reñido, aunque los de Gomes sí parece que se vayan a pasar a Lula». Sobre la campaña, Puig concluye que «ya ha sido bastante dura antes de este domingo» y ahora lo que se verá es «un poco lo mismo», pero con un matiz: «Bolsonaro ha ganado fuerza con el resultado de la primera vuelta».

Por su parte, Marta Moya, analista en El Orden Mundial, cuenta que «el voto oculto decidió un poco el panorama del domingo porque la demoscopia brasileña no tiende a ir muy desencaminada». En el tiempo que queda para la segunda vuelta «se va a ver la campaña del todo vale», comenta. «Considero que Bolsonaro con el resultado de la primera vuelta tiene todo el margen para seguir atacando a Lula», prosigue Moya, «con un discurso de confrontación total».

«Vamos a ver a Bolsonaro en el eje que le gusta, que es el de la moral», esgrime la analista, «ante lo que Lula tiene que atraer al electorado que se ha quedado sin candidato o al abstencionista». El panorama, por tanto, «es bastante complicado y puede seguir siéndolo después del 30 de octubre». Para Moya, por tanto, «Lula tendría que centrarse en quien no votó en la primera vuelta, porque no está tan radicalizado. De estarlo ya habría salido a las urnas para votar a Bolsonaro». 

Lula y Bolsonaro dejaron este domingo los comicios más apretados desde que Brasil retomó la senda de la democracia con las elecciones de 1989 y habría que remontarse a 2006 para ver un margen tan estrecho, precisamente con el cara a cara entre Lula y Alckim, que ahora van unidos. Entonces les separaron exactamente siete puntos. Ahora el progresista se impuso en catorce estados brasileños y también se llevó el voto del exterior, mientras que Bolsonaro venció en doce estados, incluido Sao Paulo y Río de Janeiro, así como en Brasilia. «Tenía pensado ganar en la primera vuelta, coger tres días de descanso, hacer una pequeña luna de miel, pero voy a tener que esperar para el 30 de octubre», sentenció Lula. Pero vista la primera vuelta Bolsonaro todavía tiene bastante que decir.

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