3 razones por las que la economía de Perú sigue creciendo pese a las constantes crisis políticas en el país
Perú vive una inestabilidad política permanente.
Desde 2017 ha tenido cinco presidentes. El actual, Pedro Castillo, se enfrenta a diferentes iniciativas de la oposición para apartarlo del poder y la Fiscalía ha solicitado procesarlo por corrupción ante un Congreso en disputa con el Ejecutivo.
Sin embargo, la economía de Perú acumula casi 30 años en una senda de crecimiento sostenido, solo interrumpido ocasionalmente, que ha llevado a muchos expertos a hablar incluso de un milagro económico peruano.
Las cifras son elocuentes. Según el Banco Mundial, el Producto Interno Bruto ha multiplicado por más de seis su valor desde 1993 y si en 2001 un 20,3% de los peruanos vivía con menos de US$2,15 al día en 2022 esa cifra se había reducido al 5,8%.
«Vistas en perspectiva, las últimas tres décadas han sido quizá las mejores de la historia peruana; ningún país puede mostrar un récord igual en caída de la pobreza», le dijo a BBC Mundo Waldo Mendoza, economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú y ministro de Economía en el gobierno de Francisco Sagasti (2020-2021).
¿Cómo ha logrado la economía progresar en medio de la permanente tormenta política peruana? Hay tres razones principales.
1. Un banco central independiente
Los expertos coinciden en que la independencia del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y su solvente manejo de la política monetaria han sido uno de los pilares del equilibrio económico peruano.
Carolina Trivelli, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos, le dijo a BBC Mundo que «la independencia que la Constitución de 1993 le dio al BCRP le ha permitido tener un manejo muy técnico y profesional, totalmente independiente del ciclo económico y político».
El directorio de siete miembros del Banco es elegido por el Gobierno y el Congreso, pero una vez han sido designados son totalmente independientes.
En un raro ejemplo de continuidad en las instituciones peruanas, el director del banco, Julio Velarde, lleva en el cargo desde 2006 y ha visto pasar presidentes de diferente signo. Cuando Pedro Castillo lo ratificó en el cargo, en los mercados se interpretó como una señal de confianza en la economía peruana ante las dudas suscitadas en torno a la política económica que podría seguir el nuevo presidente.
Así, pese a los constantes cambios de rumbo en el Gobierno y el Congreso peruanos, el Banco Central ha podido seguir una política coherente centrada en lograr el equilibrio fiscal, contener la inflación y mantener el valor del sol, la moneda peruana.
Mendoza destaca que «el Banco Central ha tenido un papel tradicional en la lucha contra la inflación y lo sigue cumpliendo ahora en condiciones difíciles, pues hay presiones inflacionarias externas y el Banco ha tenido que reaccionar elevando fuertemente la tasa de interés».
Hay otro elemento crucial. El Banco ha logrado acumular más de US$74.000 millones en reservas internacionales, unas de las más altas de América Latina en porcentaje del PIB. Se trata de una inmensa cantidad de recursos que el banco puede movilizar en caso de necesidad, como a menudo hace para evitar bruscas devaluaciones del sol con su política de «flotación sucia«.
Mendoza afirma que «las reservas son una especie de seguro oncológico para Perú y le permiten actuar ante circunstancias complicadas que derrumbarían a cualquier país».
Ese colchón financiero es también una de las razones por las que Perú es uno de los países con la deuda pública más baja de la región.
2. Un modelo económico blindado en la Constitución
El modelo económico aplicado en Perú en los últimos años ha sido el consagrado en su Constitución Política de 1993.
Aprobada durante el gobierno de Alberto Fujimor y criticada por muchos, sobre todo desde la izquierda, por sus supuestas carencias democráticas, la Carta Magna sentó las bases del crecimiento que siguió a su aprobación y permitió reducir los niveles de pobreza en el país.
La Constitución impide en su artículo 62 que los contratos firmados puedan ser modificados por leyes posteriores, lo que ha supuesto una fuerte protección para las compañías extranjeras que invierten en el país, que han tenido así la garantía de que las condiciones de sus operaciones no se verán alteradas.
Para muchas esto ha alejado el miedo a las expropiaciones y nacionalizaciones habituales en otros países de América Latina, lo que ha permitido al país captar grandes volúmenes de inversión, aunque los críticos señalan que el trato con las multinacionales en la exportación de las materias primas, sobre todo minerales, no es justo y reclaman mayor poder de negociación para el Estado.
En la campaña que le llevó a la presidencia, Pedro Castillo hizo de la renegociación con las compañías extranjeras una de sus banderas, pero su gobierno no ha concretado esas promesas.
Otro punto clave está en el artículo 79, que estipula que el Congreso no tiene iniciativa para crear ni aumentar los gastos públicos, lo que ha contribuido al equilibrio fiscal de los últimos años. Aunque una reciente decisión del Tribunal Constitucional que plantea una nueva interpretación podría lmitar su alcance.
3. Estabilidad en el Ministerio de Economía y Finanzas
Pedro Castillo ha nombrado más de 70 ministros en el año y cuatro meses escasos que lleva de presidente.
El Ministerio de Economía y Finanzas ha tenido tres ministros en el gobierno del maestro de Chota, una rotación baja si se compara con otros departamentos. En el Ministerio de Transportes y Comunicaciones ha habido ya cinco ministros con Castillo.
Mientras que la oposición y la prensa peruanas reprochan a Castillo haber primado la lealtad y la compra de favores antes que la experiencia y la cualificación a la hora de designar a otros altos funcionarios de su gobierno, sus tres ministros de Economía y Finanzas (Pedro Francke, Óscar Graham y Kurt Burneo) han sido expertos de reconocido prestigio en el ámbito económico.
«Todos los ministros han sido funcionarios de calidad y en general el Ministerio ha llevado a cabo las políticas económicas adecuadas al momento», señala Mendoza, que añade que el bajo endeudamiento del país concede margen de maniobra al ministerio encargado de la política económica del Gobierno.
Los retos pendientes
Los progresos de los últimos años no han resuelto todos los problemas del país y no faltan las voces que señalan que los beneficios del crecimiento no se han repartido con justicia.
Julieta Ayelén Almada, experta en Historia Económica de la Universidad Nacional de Córdoba, en Argentina, le dijo a BBC Mundo que «el crecimiento del PIB por sí solo no muestra toda la realidad social y en la peruana en los últimos años vemos una creciente desigualdad en el acceso a servicios básicos como la salud o la educación».
Trivelli señala que «se ha hecho mucho para reducir la pobreza monetaria pero mucha gente sigue lejos de vivir en las condiciones en las que debería».
El propio Velarde, director del Banco Central, declaró recientemente: «Tenemos ingresos para estar brindando mejores servicios». Un dardo a los gobernantes a todos los niveles en un país en el que la falta de capacidad de gestión de los organismos públicos y los frecuentes escándalos de corrupción se han convertido en principales preocupaciones.
Y es que todo el crecimiento de las últimas décadas no ha servido para corregir las deficiencias en infraestructuras, suministro de recursos esenciales como el agua o los servicios públicos de salud, que quedaron especialmente en evidencia durante la pandemia.
El pronóstico para el futuro próximo no es muy halagüeño. La inversión minera, tradicional motor del crecimiento, parece haber echado el freno a causa de la incertidumbre y los constantes conflictos sociales en torno a las grandes explotaciones. Y el contexto internacional, marcado por la inflación y la guerra en Ucrania tampoco invitan al optimismo para una economía como la peruana, que, por su carácter abierto, es altamente permeable a lo que sucede en el exterior.
El BCRP prevé un crecimiento del 3% interanual este año y el próximo, por debajo de lo que se necesita para seguir reduciendo la pobreza.
«Para continuar reduciendo la pobreza como hemos hecho en los últimos años necesitamos crecer al 4% o el 5% de una manera sostenida», indica Trivelli.
Crecer más y que los beneficios lleguen a todos los peruanos serán el reto para mantener con vida «el milagro peruano».