Gastronomía

Cómo renovar tu cocina sin cambiar un solo mueble

De la cocina, ese espacio central de la casa (no se interprete literalmente) que muchos han redescubierto con el confinamiento, ha nacido una interesante paradoja: nos empeñamos en volver a nuestros orígenes mientras vivimos inmersos la cultura de la globalización.

Queremos volver a hacer pan en casa, y entonces ensalzamos las bondades de un banneton, unas cuchillas, telas levadoras de lino y otros artilugios pensados para tal fin. Al mismo tiempo, la apertura al mundo nos ha llevado a admitir que además de nuestra cocina hay otras muy interesantes, así como lo son las barbacoas americanas portátiles, los cuchillos asiáticos, tajines y cataplanas. Cada vez más artilugios. Cada vez menos espacio para tanto menaje.

El resultado de este creciente interés culinario es una interesante mezcla que, entre los cocinillas más sofisticados, incluye elementos como el Roner, que encuentra un sitio al lado de la cazuela de barro y la selladora. Algunos son orgullosos poseedores de sifones, sopletes, cucharas de esferificación y pipas ahumadoras, herramientas con las que le meten mano a la cocina molecular. Pero ¿hasta qué punto es necesario incorporar todos estos utensilios a una cocina doméstica de 2020? Todo depende. Que cada chef se conteste a sí mismo. De lo que no hay duda es de que sería una pena que te perdieses la existencia de artilugios como estos.

Ingenio hasta para aliñar la ensalada

Bien sea porque se trata de un alimento saludable, porque comerlo ayuda a sentirse saciado rápidamente o porque no hay nada más instagrameable que una tostada rebosante de pulpa de aguacate, esta fruta ha ganado presencia en numerosas cocinas durante los últimos años.

El problema es que, aparte de conocer la técnica para prepararlo, hace falta más de un utensilio (un cuchillo para cortarlo, una cuchara para separar la carne de la piel…). Para ahorrarse el engorro, la chef y empresaria madrileña Cristina Oria usa el kit de aguacate 4 en 1: “Permite cortarlo, quitarle la piel, sacarle el hueso y aplastar la carne”.

Una vez cortado el aguacate, toca preparar el resto de la ensalada, una tarea para la que existe un utensilio específico conocido como batidor de espiral, que tiene un mango con una espiral alrededor de una lengua. Su morfología ayuda a que se mezclen los ingredientes de la ensalada, pero no sirve solo para eso: también se usa para emulsionar o batir huevos. Y, hablando de huevos, la chef apunta que existen cápsulas con las que se pueden prepararfritos, escalfados o cocidos en el microondas, un electrodoméstico que ahorra tiempo, es más verde, ensucia poco y es más versátil de lo que parece.

Para qué utilizan los chefs el microondas (aparte de calentar)

No viene en las instrucciones, pero este electrodoméstico sirve para ganar tiempo sin perder sabor, ser más verdes y tener que limpiar cada vez menos

Para Llamas hay otros dos utensilios de cocina que pueden ayudar facilitar enormemente la labor en el día a día: el rallador microplane y el pelador serrado. “El primero está cortado al láser, tiene unos ángulos ultra afilados y, gracias a eso, apenas tienes que hacer esfuerzo cuando vas a rallar queso, zanahoria, chocolate, jengibre o la piel del limón. El segundo sirve para pelar el tomate sin necesidad de tener que escaldarlo previamente. También se puede usar con otras frutas de pieles blandas como el kiwi y el melocotón, que son muy difíciles de pelar sin un cuchillo sin serrar”. Oria también aboga por incorporar una mandolina al catálogo doméstico porque ahorra mucho tiempo de cortar verdura, aparte de que permite hacer varios tipos diferentes con comodidad.

El final de la moda del plástico

Por supuesto, no todo lo necesario es nuevo. Hay básicos indispensables, como “el cuchillo cebollero de 20 centímetros, la puntilla o cuchillo de oficio y uno serrado para cortar pan, tartas o verduras y frutas de pieles blandas”, dice María Llamas, directora de la tienda de menaje de cocina Alambique. Tampoco puede haber una cocina sin una tabla de cortar ni una o dos sartenes. Lo que sí cambia con el tiempo es el material con el que se confeccionan estos utensilios, y uno de los capítulos en el que más se observa este proceso es en las sartenes.

La gama de sartenes, desde las antiadherentes de aluminio de fundición hasta las de hierro o las de acero inoxidable tricapa, es amplísima. Para decidir, la OCU recomienda fijarse en tres cosas: el material, el mango y el tipo de cocina en el que vayamos a usarla. Curiosamente, la tendencia actual, según Llamas, es “volver a las de hierro en detrimento de las antiadherentes”. De hecho, hay algunas elaboradas con este material y engrasadas capaces de plantearles cara a cualquier otro modelo. Son las llamadas cast iron y en ellas se puede asar, cocinar pizzas, hacer tartas.

La sartén de hierro fundido que viene engrasada y te sobrevivirá a ti y a tu descendencia

Este material tradicional, que planta cara a los revestimientos supersónicos, es ideal para asar, hacer pizzas y hasta tartas, pero olvídate de freír patatas con él

En general, y tras un prolongado reinado del plástico, las cocinas recuperan los materiales tradicionales, aunque tratados con nuevas tecnologías. Todo en pro de imitar lo que hacían nuestros ancestros cuando dejaban el puchero a la lumbre. Ahora se consigue con máquinas como el horno de agua o las ollas de cocción lenta tipo Crock-Pot, que consiguen mantener una temperatura estable por debajo de la ebullición.

Pero cocer a fuego lento no es el único objetivo. Cada vez estamos más concienciados con nuestro bienestar y el de nuestro entorno. Por ello, se buscan materiales “que no hagan daño nuestra salud y que sean eco-friendly”, dice Llamas. Oria coincide: “Los cambios que se están dando están motivados principalmente por aquello de ser más respetuosos con el medioambiente”. Un claro ejemplo es el rechazo cada vez mayor hacia los utensilios de plástico. En su lugar, la silicona ha ido ganando cada vez más adeptos. “Se usa en moldes para repostería, para helados o para gelatina. También en los tapetes para hornear, en paletas, lenguas, espátulas rebañadoras, guantes, agarradores… Es un material que hace tiempo que llegó y ha venido para quedarse con nosotros”, concluye Llamas.

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