Finanzas

Cainco demanda una reacción rápida y lanza propuesta económica al país

La visión empresarial de Santa Cruz nuevamente es planteada al Gobierno nacional en el Foro Económico 2023 «La Bolivia que queremos», realizado este jueves 29 de junio en la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo (Cainco).

En este escenario se abordaron las preocupaciones y los desafíos que enfrenta el país remarcando en la necesidad de actuar rápidamente para evitar una mayor inestabilidad y la devastación de empleos y empresas.

En la ocasión, Jean Pierre Antelo, presidente de Cainco, ante los expertos de Argentina y Paraguay, Miguel Kiguel y Carlos Fernández Valdovinos; panelistas y empresarios bolivianos del sector privado, presenta el documento que titula «De la Bolivia que tenemos a la Bolivia que queremos: una propuesta para prevenir la crisis y promover el desarrollo», donde expuso ideas con el objetivo de encontrar soluciones concretas y urgentes para superar la actual crisis económica y social de Bolivia.

La propuesta fue elaborada por el Centro Boliviano de Economía (Cebec), órgano especializado de la Cainco. Antelo de forma previa traza un panorama sombrío y resalta dos puntos: “el primero es que, si no actuamos a tiempo, nos encaminamos peligrosamente hacia la inestabilidad. Si permitimos que la crisis se manifieste plenamente, no sólo puede devastar empleos y empresas, sino a la sociedad en su conjunto”.

Advierte que las operaciones productivas son difíciles en este contexto porque no hay divisas a libre disposición. Según Antelo, “en promedio las empresas necesitamos $us 7.500 millones por año para adquirir maquinaría, equipos e insumos. Para comprarlos del exterior se requieren dólares. En la práctica no se puede comprar libremente moneda extranjera y el tipo de cambio es hasta 10% más alto que la cotización oficial en las operaciones de comercio exterior. Eso explica porque el volumen de compra de insumos del extranjero y el de maquinaria disminuyó en abril de este año, respecto a similar mes de 2022”.

Para el líder empresarial, la sequía de divisas y el encarecimiento del dólar también está comenzando a afectar a las familias porque la inflación está aumentando, principalmente en el componente importado, desde el mes de mayo. “Esta será la constante de los siguientes meses si es que no tomamos medidas contundentes para remontar este momento y dotar de dólares a las familias, las empresas e incluso el gobierno”.

El segundo punto y “el más esperanzador”, dice Antelo, es que existen salidas posibles en el corto y largo plazo para esta sequía de divisas. Con la voluntad y necesidad de tender puentes entre sectores públicos y privados, en la búsqueda de apoyar las soluciones que permitan estar mejor a la sociedad boliviana, es posible alinearse hacia una visión compartida, explica. Por ejemplo, desde Cainco se apoyó la aprobación de la ley de fortalecimiento de las reservas internacionales o la conocida “ley del oro”.

Menciona que esta propuesta por la mejoría nacional nace del convencimiento de plantear “soluciones pragmáticas con respaldo técnico y sentido de urgencia (…) no nos enfrascamos en la discusión ideológica que, si bien es legítima y necesaria, hoy puede dejar de lado lo urgente de la estabilización y normalización, después de cuatro años atípicos y de crisis sanitaria, económica, social y política”.

Para Antelo esos recursos podían hacer ganar tiempo para encontrar las soluciones a la crisis, tanto al Gobierno, a las empresas como a la sociedad civil. Con ese antecedente de conjunción de visiones, el documento presentado contiene una propuesta para la situación actual y se concentra en una necesidad concreta: conseguir más divisas.

“En los diez años pasados hemos requerido un promedio de $us 1.500 millones por año para mantener la estabilidad cambiaria y de precios. La propuesta apunta a que en el corto plazo esas necesidades pueden ser provistas por sectores tradicionales de bienes agrícolas, pecuarios, forestales e industriales. También puede ser atraídas por sectores tradicionales de servicios como el turismo, que ya tienen una importante capacidad instalada y están listos para generar divisas. No queremos dejar de lado la visión de que exportemos servicios digitales como una fuente de recursos en el siglo XXI, que ha sido clave para varios países emergentes”, sostiene agregando que con estos y otros sectores de rápida respuesta Bolivia podría capear el corto plazo y dejar atrás la crisis de balanza de pagos.

Sin embargo, frente a esta agenda urgente y concreta, “sin voluntad política sincera y centrada en el país, sólo serán oportunidades perdidas y, de esas, tuvimos muchas en nuestra historia pasada y reciente. Requerimos cambios de políticas públicas que se reflejen en normas específicas para activar estos sectores como proveedores de recursos”, puntualiza Antelo.

Entre los rubros debatidos en el foro, urgió a que la agricultura acceda al uso correcto de biotecnología, reglamentar la función económica y social para que no genere inseguridad en los productores, mejorar la infraestructura y aprovechar de nuevos mercados. Luego, en el sector turismo a aprobar la ley de trabajo digno a tiempo parcial para permitir el trabajo por horas especialmente a mujeres y jóvenes.

Asimismo, a la activación de proyectos que permitan aumentar la llegada y permanencia de visitantes como es el turismo de convenciones. Antelo pidió que el sector tecnológico de exportación de servicios sea considerado como una exportación de bienes con los incentivos tributarios del caso.

Examinó los sectores extractivos, como la minería, hidrocarburos y litio, que según su criterio, en el mediano plazo requieren un marco legal que pueda combinar la soberanía nacional con la atracción de inversión extranjera directa. Alerta del retroceso del sector de hidrocarburos y el estancamiento de la minería “que son una muestra clara de que nuestra normativa no está impulsando la extracción sostenible de recursos no renovables. En cambio, la fuerte expansión de la minería ilegal es la prueba de que lo incorrecto y lo ilícito puede producir y extraer esa riqueza, pero a costa del medio ambiente y de los derechos humanos, sin beneficios tangibles para el país. En la minería ilegal la tasa impositiva es 0% que no beneficia para nada al país, mientras que en el sector de hidrocarburos el 80% aporta cada vez menos y ha desalentado las inversiones en el sector”.

¿Qué tan grave es la situación de Bolivia?
Pablo Mendieta, director del Cebec, sostiene que hoy en día el país es la segunda economía más rezagada, menos recuperada de Sudamérica, junto con Ecuador, (2022); a diferencia del crecimiento en el tiempo pasado. El economista explica que esta realidad es causada por factores estructurales como el menor crecimiento de los hidrocarburos porque a 2022 se produce un tercio menos que en otros años.

Otro aspecto es la informalidad que ha subido hasta un 90%, con efectos en la recaudación tributaria e impositiva; y también al déficit fiscal agudo o desbalance que ha caído como resultado de la baja sinergia entre el sector público y privado. Encima, vienen los impactos de la pandemia que afecta más a Bolivia y no existieron planes contundentes de reactivación por estos años “enfrascados” en la discusión política.

Detalla más factores anteriores a esta etapa actual como el “entusiasmo” del Gobierno por altas cifras de exportación producto del contrabando, de oro por ej.; el narcotráfico, problemas de política económica y otros “drenajes”.
Mendieta considera la “opacidad aumentada de la información” económica actual y que dificulta la situación del país que está “enredada y necesitamos tomar medidas contundentes y activar sectores al respecto”.

Afirma una respuesta a qué podría pasar. “Hay tres escenarios, este tipo de crisis es vieja, los economistas la sabemos manejar. Uno, un ajuste estructural; segundo y más probable, vivir como ahora; y tercero, de repente la explosión, básicamente del tipo de cambio oficial y paralelo, pero con una diferencia amplia” Mendieta cuestiona: “¿Cuál es desastre?, Bolivia no tiene un problema económico porque esta situación, aún con formas heterodoxas, no el ajuste estructural, podría solucionarse, pero se necesitan acuerdos mínimos de gobernabilidad”.

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