La Navidad, el nacimiento de un hombre diferente
La Navidad tiene un gran significado, el nacimiento de un hombre nuevo, muy diferente, momento muy especial en el que se resalten, enaltezcan y se restablezcan valores como la solidaridad, la unión, el amor, la paz y la esperanza; momento de reflexión especialmente en el seno familiar, donde quizás se han visto desgraciadamente disminuidos estos valores fundamentales y están generando que nuestra sociedad sufra un proceso de degradación y decadencia.
Debemos tener la firme convicción de que podemos en lo individual ser los agentes de cambio y revertir esa situación para que la presente y futura generación viva con más confianza, certidumbre y esperanza y vuelva a creer que es posible un mundo mejor, a partir del nacimiento de un hombre nuevo en cada uno de nosotros.
Ese cambio de actitud es el que debe darse a partir de este momento magnífico que nos brinda la Navidad y por supuesto que es tarea de todos tomar la decisión de desterrar esos males que nos aquejan, permanezcan y nos someten, como el egoísmo, la indiferencia, la deshonestidad, la envidia y la violencia.
Hagamos propicia esta oportunidad excepcional para que en lo individual y colectivo generemos el advenimiento del hombre nuevo, con el total convencimiento que depende de nosotros exclusivamente y no sigamos en el círculo vicioso de responsabilizar a los demás de nuestras desventuras solo para justificarnos.
No es nada fácil el momento que nos toca vivir, son ciclos que por diversas razones se dan a través de la historia de la humanidad, sin embargo, estos periodos pueden ser más cortos o más largos en la medida que aportemos con el cambio de actitud muy necesaria.
Es posible que este momento cuando afloran los sentimientos más nobles del ser humano, donde los niños especialmente esperan los soñados regalos para experimentar un momento de felicidad se convierta en un estado de felicidad permanente para toda nuestra comunidad.
Hemos expresado en alguna otra nota, el camino del verdadero cambio debe empezar por el individuo, el ciudadano de a pie, la sociedad civil organizada y forzar a que nos nuestros gobernantes se conduzcan por la ruta adecuada para lograr el ansiado bienestar común y no para beneficiar sus intereses particulares.
Bolivia, este maravilloso país tiene aún condiciones de ofrecer a sus habitantes una mejor calidad de vida, eliminar las desigualdades mezquinas, la pobreza extrema, la exclusión social. Es una tarea en la que todos somos responsables sin excepción.
¡¡Feliz advenimiento del hombre nuevo!!
Fernando Crespo Lijerón