Contiocap denuncia impactos irreversibles por producción de diésel con «palma de la muerte»
La Coordinadora Nacional de Defensa de los Territorios Indígenas Originarios Campesinos y Áreas Protegidas de Bolivia (Contiocap) denunció un daño irreversible al medioambiente y a la biodiversidad por el plan que tiene el Gobierno para producir diésel con la palma africana, también conocido en otros países como «palma de la muerte».
El fin de semana pasado, el presidente del Estado, Luis Arce, anunció que uno de sus proyectos más importantes para el país es la producción de diésel de palma africana para sustituir la importación de diésel de petróleo que se consume en territorio nacional; además, la primera autoridad aseguró que en agosto próximo empezará la producción con una pequeña planta de Aceites Vegetales Hidrotratados y para agosto del siguiente año existirá otra planta mucho más grande que intentará cubrir el 50 o 55 por ciento de toda la demanda de diésel del país.
“Estamos emprendiendo con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, con las empresas de petróleo y con el Ministerio de Desarrollo Rural la producción de palma africana que tenemos, en este momento, en varias regiones. Esa palma genera un aceite que sirve como materia prima para la producción de un diésel ecológico, de un diésel que no es un hidrocarburo sino que es producto de la naturaleza, de la producción agropecuaria; y es un combustible, si ustedes quieren, renovable”, aseguró Arce el sábado pasado.
La organización defensora de territorios indígenas y áreas protegidas cuestionó que el plan del gobierno de Arce se maneje bajo un hermetismo porque se desconoce dónde se va introducir el monocultivo; además, existe el temor que las plantaciones sean dentro de áreas protegidas o en áreas de bosque chiquitano devastadas por los incendios.
“Lamentamos que no se considere los irreversibles impactos para la biodiversidad y el medio ambiente que tiene el monocultivo de la «palma aceitera», o también denominada en otros países como el «Desierto verde», o «palma de la muerte» por sus efectos devastadores. Entonces, ¿qué tiene de ecológico las plantaciones de monocultivos, que implica la deforestación de miles y miles de hectáreas de bosques nativos?”, denuncia la Coordinadora en un comunicado que difundió la pasada jornada.
La organización hace un llamado al Gobierno para transparentar toda la información, en cumplimiento de convenios internacionales y el Acuerdo de Escazú, sobre este proyecto que tendrá un impacto medioambiental inevitable. También hace un llamado a las organizaciones nacionales e internacionales para que se manifiesten y estén alertas ante los riesgos serios de violación a los derechos de los pueblos indígenas e invasión y destrucción de ecosistema en áreas protegidas.
El pasado 20 de julio, el Jefe de Estado promulgó el Decreto Supremo 4764 que establece la creación del «Programa de Fomento a la Producción de Especies Oleíferas» con el objetivo de impulsar el cultivo de especies oleíferas con manejo “sostenible del cultivo en términos económicos, ambientales y sociales”. Sin embargo, la norma no hace mención a la producción de diésel en gran escala con base al aceite de la palma africana.
Este proyecto será ejecutado por cinco años por el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal con un presupuesto de Bs 402.751.356.
El Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universitat Autònoma de Barcelona sostiene que el cultivo de la palma africana genera consecuencias devastadoras en los suelos transformando grandes hectáreas de tierras en infértiles y, en algunos casos, inutilizables.