4 maneras en que los latinoamericanos influyen en la economía y sociedad de España
- José Carlos Cueto
- BBC News Mundo
España no es la misma hoy que hace 25 años.
A comienzos de los 90 apenas todavía buscaba modernizarse y europeizarse en varias esferas.
En 1995 apenas atraía migrantes en comparación con la media de sus vecinos europeos. Y entonces todo cambió en pocos años.
Entre 1998 y 2007 España creció como pocas veces en su historia. Fueron los años del doble boom: el económico y el migratorio. Cientos de miles de latinoamericanos, entre otras personas de otras regiones, migraron a España buscando oportunidades.
Por las calles de las principales ciudades, con Madrid a la cabeza, comenzó a extenderse el chupe, la bandeja paisa, el cebiche y la arepa. Aparecieron las peluquerías dominicanas, los locutorios ecuatorianos, las tiendas de comestibles sudamericanas.
El impacto fue tan visual como profundo. «Lo mejor que le ha pasado a España», dice a BBC Mundo Juan Cruz Díez, sociólogo español y doctor en ciencias políticas por la Universidad Complutense de Madrid.
En España hoy viven alrededor de un millón y medio de latinoamericanos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE); pero se estima que el peso real es bastante mayor ya que muchos aparecen en los registros como españoles, por haber conseguido la nacionalidad o llegar al país ya con la doble.
Pero, ¿cómo se transformó España con el boom de la migración latinoamericana? ¿Cómo siguen dinamizando el país?
1. Refuerzo económico
Con la entrada del euro a comienzos de 2000, se inició una de las mayores épocas de prosperidad en la historia del país ibérico.
Aumentaron el consumo, la demanda de viviendas y la inversión extranjera. España se erigió como un país de oportunidades. Cientos de miles de ciudadanos latinoamericanos acudieron a la demanda pujante de mano de obra.
«Los latinoamericanos han sido necesarios para varias industrias españolas, como la construcción, o la agricultura, donde muchos ecuatorianos, por ejemplo, acudieron a trabajar», dice a BBC Mundo el sociólogo Alejandro Portes, ganador del Premio Princesa de Asturias en 2019, entre otros logros, por sus trabajos sobre migración internacional.
Cuánto tuvieron que ver los latinoamericanos en el crecimiento económico de la época es difícil de medir en números. Su llegada masiva coincide con el buen estado de salud de la economía y también con la llegada de migrantes de otras regiones del mundo.
Son fenómenos que van de la mano, aunque América Latina fue una de las regiones con mayor peso migratorio desde los años del boom. Y también, la que encontró una adaptación aparentemente más plácida por el idioma y los vínculos históricos.
«Esto hace pensar que mucho de lo que se atribuye a la población extranjera es extrapolable a los latinoamericanos porque son muchos y dominan la media», explica Dirk Godeanu, profesor de economía aplicada en la Universidad de La Laguna en Tenerife.
Actualmente, Europa es la región con más extranjeros en España, seguido de cerca por América Latina, pero los expertos estiman que la presencia de latinoamericanos es mucho mayor por sus facilidades para adquirir la nacionalidad.
La nacionalidad extranjera con mayor aporte a España es, de largo, Marruecos, con 872.000 nacionales. Pero la presencia de nacionalidades como Colombia (291.000), Ecuador (123.000), Venezuela (200.000), Honduras (130.000) y Perú (111.000), junto a otras, contribuyen al mayor peso migratorio de la región latinoamericana.
Tanto Portes como Godeanu coinciden en que los latinoamericanos «realizaron contribuciones significativas al crecimiento económico del país».
«Su fuerza productiva se convirtió en parte de una cadena de valor y del valor del Producto Interior Bruto (PIB). Eso generó una riqueza económica a través del mercado de trabajo», apunta Godeanu.
Y no solo eso, este boom migratorio en que los latinoamericanos tuvieron un papel protagonista también significó un refuerzo del sistema fiscal.
«En términos generales, la migración tuvo un balance económico positivo en los servicios públicos y ayudó a solucionar problemas financieros en la Seguridad Social y las pensiones», agrega Godeanu.
2. Más población activa
La época de bonanza española requería de una mano de obra variada y joven. Un perfil crucial que España necesitaba a fines de los 90.
En 1975, el ratio de fertilidad nacional se situaba cerca de los 2,7 hijos por mujer. Para comienzos del siglo XXI, estaba en un mínimo de 1,13, según un reporte del Defensor del Pueblo.
Una fertilidad baja contribuye al envejecimiento poblacional. Esto tiene un impacto importante sobre la disminución de la fuerza laboral, lo cual debilita el crecimiento potencial de la economía.
«Si la población en España no disminuyó entre 2000 y 2010, e incluso hasta la década de 2020, ha sido por la llegada masiva de migrantes, que ayudaron a neutralizar la disminución de la población y la baja fertilidad de los nativos», explica Portes.
Datos oficiales constatan que el incremento de población activa en España se ha nutrido especialmente de la oferta laboral extranjera.
«El 60% de los 4,4 millones de nuevos activos incorporados al mercado laboral desde el inicio de los 2000 proviene de la incorporación de población extranjera en edad laboral, con tasas de actividad mucho más elevadas que las españolas», dice el Defensor del Pueblo.
La llegada de muchas mujeres latinoamericanas en edad fértil no solo contribuyó a rejuvenecer la población, sino que también aumentó la tasa de fertilidad en el país.
Si justo antes de los 2000 era de 1,13, para 2019 era de 1,31, incluso a pesar de que la crisis de 2008 ralentizó la llegada de foráneos hasta 2015.
Asimismo, los expertos también destacan el papel de la llegada de migración latinoamericana en el cuidado de ancianos y las tareas domésticas en España.
«La tasa de actividad de la mujer española durante el franquismo era sumamente baja y con la transición democrática empezó a crecer», repasa Godeanu.
«A esto se le suma un mayor envejecimiento poblacional por el aumento de la calidad de vida. En unos años se generó una demanda importante de cuidados de personas mayores y niños y otras actividades del servicio doméstico. Una demanda, que, a su vez, dejó de corresponderse con una oferta de mano de obra autóctona», explica Laura Oso, socióloga de la Universidad de A Coruña en España.
Oso dice a BBC Mundo que, a comienzos de los 90, empiezan a llegar mujeres migrantes atraídas por esta necesidad de mano de obra. Primero, desde Marruecos y Filipinas. Luego, desde República Dominicana y Perú.
Ya entonces, con los años del boom, se generaliza y llegan ecuatorianas, colombianas, paraguayas y de otros orígenes.
«Estas migrantes tuvieron un papel fundamental, clave, para que generaciones más jóvenes de mujeres españolas pudieran conciliar su vida laboral y doméstica», dice Oso.
Aunque eso sí, advierten los sociólogos, muchas oportunidades son ofrecidas de forma informal y no siempre con las mejores condiciones, algo «difícil de controlar en el ámbito doméstico», señala Godeanu.
«Es posible que algunas migrantes acepten condiciones más bajas, pero se debe sobre todo a la irregularidad jurídica de los recién llegados y su menor capacidad de negociación», completa Oso.
Godeanu analiza que la llegada de muchos migrantes pendientes de regularizar también provocó un aumento de la economía sumergida y, por consiguiente, una precarización de condiciones laborales en varios sectores, especialmente aquellos con importante presencia migratoria como en el caso de la hostelería.
«Si hay una migración sin papeles, esas personas contribuyen irremediablemente a una mayor economía informal», apunta.
3. Un mercado de consumo más variado
La llegada y el asentamiento de latinoamericanos cambió el paisaje urbano español.
En Tetuán, barrio céntrico madrileño, solo hace falta afinar el oído para escuchar el acento dominicano. Por varias esquinas aparecen sus peluquerías, tiendas de comestibles y colmados.
La escena se repite en más barrios de la capital. En Carabanchel, el distrito más grande de Madrid y donde más migrantes viven, es fácil perderse entre cebicherías peruanas, locutorios ecuatorianos, tiendas de comestibles sudamericanas y establecimientos de envío de remesas.
«Todo esto es muestra de cómo la migración amplió el mercado de consumo, incluyendo la vivienda, el mercado bancario y las remesas. Son también más estómagos que alimentar, algo que las cadenas de distribución saben y por eso han diversificado sus ofertas al tener una clientela importante de migrantes», explica Godeanu.
«Los consumidores migrantes tienen necesidades particulares y eso el márketing lo sabe muy bien. Las instituciones financieras tienen en los latinoamericanos un objetivo preferido para abrir cuentas corrientes, enviar remesas y financiar hipotecas», añade.
El impacto en el paisaje urbano y el consumo no solo se ha limitado a barrios tradicionalmente obreros como Tetuán o Carabanchel en Madrid.
Desde 2014, con la crisis de Venezuela, muchos migrantes venezolanos, especialmente de clases altas, han encontrado refugio e inversiones en la capital española.
El barrio Salamanca, el más exclusivo del centro, da muestra de ello. Especialistas del sector inmobiliario han contado a BBC Mundo sobre la revitalización de esta zona a raíz, primero, de la inversión en inmuebles de grandes fortunas venezolanas, y segundo, del efecto llamada que eso ha tenido en otros nacionales de la región.
«Los más interesados en invertir son mexicanos, venezolanos, colombianos y peruanos, llegando a ocupar en torno al 60% de las ventas en el barrio de Salamanca», dijo a BBC Mundo Ignacio Calzada, de la inmobiliaria Promora Madrid, especializada en viviendas de lujo.
Para Calzada, los compradores latinoamericanos han contribuido a mejorar el comercio y la restauración del barrio, dándole un valor añadido. «No hay más que ver que los grupos de restauración más conocidos siguen abriendo nuevos restaurantes. También las mejores firmas de moda se pelean por alquilar los mejores locales de la zona», apunta.
4. Inversión vital
Las inversiones latinoamericanas en el mundo son un fenómeno consolidado y en los últimos años España se ha convertido en uno de los principales destinos.
Según datos de ICEX, la región es el cuarto inversor en importancia en España, solo por detrás de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, y por delante de potencias como China y Alemania.
«En el panorama económico siempre ha habido una tradición de inversión latinoamericana, pero en los últimos años se ha ido acelerando y acrecentando» dice a BBC Mundo Alfredo Arahuetes, doctor de economía por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
Arahuetes explica que el mayor peso de inversión latinoamericana en España viene de México, con el ejemplo de la adquisición por parte de Carlos Slim de la constructora española FCC en medio de la crisis financiera e inmobiliaria que afectó a España entre 2009 y 2015.
La inversión de capitales latinoamericanos en sectores profundamente dañados, como el inmobliario y el financiero, argumenta el experto, tuvo un efecto mitigador en la crisis.
«Si viene un inversor venezolano a comprar cajas [de ahorros] en una región importante como Galicia, eso ayuda a la estabilización del sector. Lo mismo con el caso de Slim y FCC: llega, compra una constructora importante y evita que quiebre o sufra un deterioro grande. Otras empresas no lograron sobrevivir», ejemplifica Arahuetes.
Cuantificarlo es complejo, pero expertos en inversiones coinciden en que la entrada de más capital latinoamericano, en un momento crítico como 2008, contribuyó a fortalecer varios sectores en España.
Una ganancia bidireccional, dice Arahuetes: «España ganó estabilización en sectores críticos y los inversores latinoamericanos consiguieron presencia en Europa y otros mercados al comprar capital español».