Experto dice que Bolivia es un país de paso para la venta ilegal de mercurio a Perú y Colombia
El incremento de operaciones mineras en los países que conforman la región del Amazonas es un tema que genera preocupación en diferentes esferas por el uso descontrolado del mercurio y su impacto en el medio ambiente y pueblos indígenas. Para el experto en minería, Héctor Córdova, Bolivia no solo importa grandes cantidades de este metal, sino que se ha convertido en un lugar de tránsito para su venta ilegal hacia otros países.
“Este es un problema multidimensional, porque Bolivia importa una gran cantidad de mercurio para la actividad minera y a esto se suma que se convirtió en un lugar de paso para la venta de este metal a países como Perú y Colombia, donde su importación está prohibida”, detalla Córdova en una entrevista con ANF.
El experto explicó que un reciente estudio da cuenta que en promedio, a Bolivia ingresan 200 toneladas de mercurio cada año, de ese total, 140 van para el uso en la actividad minera aurífera y el restante “va de contrabando hacia países que prohíben su internación y donde también lo usan para extraer oro”.
Hace unos días se llevó adelante una audiencia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el marco de su 183 periodo de sesiones y con el tema puntual de la situación de los derechos humanos de los pueblos indígenas en el contexto de las actividades extractivas en Bolivia.
Representantes de organizaciones civiles y pueblos indígenas dieron a conocer un escenario preocupante sobre las consecuencias de un uso descontrolado de mercurio y la falta de intervención estatal para el registro y sanción de dichas actividades sin licencia ambiental y permisos de operaciones.
El Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB) determinó que la actividad minera aurífera es la responsable del 82% de las emisiones de mercurio y este metal es altamente peligroso por el impacto que genera en la salud y el medio ambiente. Y este uso deriva también en una vulneración a los derechos humanos de poblaciones vulnerables, como pis pueblos indígenas.