Opinión

Xavier Solares: «Un shock económico para cerrar la grieta»

Por: Francisco Xavier Solares M.

Múltiples e históricos problemas estructurales permanecen hasta el día de hoy sin una solución real en nuestro país, las mismas, han quedado drásticamente en evidencia y se han acentuado mucho más con la sorpresiva aparición de un virus que terminó transformándose en poco tiempo en una pandemia global de consecuencias catastróficas inimaginables para las economías de muchos países subdesarrollados como Bolivia y marcaran un cambio drástico en la forma de vida de sus ciudadanos.

Bolivia es una moneda conflictiva de dos caras antagónicas conviviendo juntas, por un lado, una sociedad aletargada, ignorante, miedosa y e históricamente adoctrinada, y por otro, una clase política perversa en sus intereses, enfocada en una visión permanente de dominación de sus habitantes mediante el engaño, la mentira y la dádiva, cuyo propósito, es quitarles su libertad e iniciativa para mantenerla subyugada con la finalidad del agradecimiento permanentemente a sus líderes.

La grieta socioeconómica se ha agravado, se ha hecho más profunda y oscura, producto de falsos discursos y realidades fantasiosas, sumado a un ineficiente plan de contingencia sanitaria, cuyas decisiones circunstanciales no contaron con la coordinación de todos los niveles administrativos del Estado y carecieron del apoyo legítimo de la sociedad.

Ahora, las diferencias y desigualdades sociales se perciben de formas más pronunciada, esto traerá -peligrosamente consigo- en el corto plazo una crisis social que contagiará rápidamente al sistema político poniendo en cuestionamiento la continuidad y viabilidad del sistema democrático.

Entonces, ¿Cómo salir adelante superando la grieta?, ¿Cuándo aplicar una medida de Shock?, ¿Cómo romper esa dominación?, ¿Cómo hacer para que el ciudadano boliviano asuma la iniciativa de su propio desarrollo? y ¿Cómo logramos que los derechos individuales se sobrepongan a la opresión colectiva? Parece un desafío imposible, pero no lo es.

Las crisis son puntos de inflexión y oportunidades para romper el sistema tradicional. El país está enfermo -como decía Arguedas- atraviesa un momento crítico el cual requiere la aplicación de un SHOCK inmediato con medidas económicas de orden LIBERAL, transversales a todo el diseño estructural. Este shock será una energía fuerte, nueva y necesaria que re impulse al conjunto del Estado hacia principios y objetivos modernos de cara al nuevo siglo, que derrumbe por completo aquellos cimientos institucionales arcaicos y permita el cambio de mentalidad en los liderazgos políticos.

Un punto de partida para cerrar esa grieta profunda y devolver el valor a la sociedad y la legitimidad a la clase política es cuestionar y exigir cuentas a quienes están por encima de nosotros; esto, es la piedra angular para quebrar el miedo que se nos impuso. 

No podemos hablar libre iniciativa y desarrollo si no exigimos, ahora, que el Estado rompa sus fuentes históricas de mansalva en favor de quienes les proveen sus placeres; solo dándoles la oportunidad a todos de acceder a una educación competitiva e innovadora y variadas condiciones de facilidad para la inversión económica dirigida a la clase media podremos generar un desarrollo sostenido que disperse ganancias tanto arriba como abajo, logrando así, consolidar una calidad de vida digna a la sociedad fortaleciendo su núcleo central, la familia.

Otro aspecto importante que debe ser considerado para la aplicación del shock es la inmediata ruptura de los privilegios de ciertos grupos de presión que solo generan caos y distorsión en el sistema democrático, solo de esta forma garantizaremos que los derechos individuales serán respetados y no podrán ser vulnerados por quienes suponen poseer una representatividad sectorial.

Las naciones se trasforman y las sociedades se modernizan mediante una visión y voluntad conjunta (gobierno-sociedad) ante la crisis y los problemas estructurales en su interior. Un nuevo enemigo nos ha demostrado lo obsoleto del sistema, ha desnudado vulnerabilidades institucionales conjuntamente con una inoperancia de sus mandos políticos y ha puesto por los suelos las esperanzas económicas de una población -en su mayoría pobre- que posiblemente no podrá sentir lo que es la felicidad y la auto realización.

Las condiciones están dadas, este es el momento adecuado para aplicar el Shock que revitalice al Estado y busque cerrar la grieta social, este shock esperanzador deberá estar plasmado en una nueva Constitución. El shock es el punto de partido para reconstruir el sueño boliviano.

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