Son las 8:15 de la mañana y el despertar es amable. Hoy es un día diferente y lluvioso que marca la segunda semana de octubre, con una personalidad que contagia a entregar lo mejor en esta jornada laboral prometedora, y así cerrar con broche de oro las actividades cotidianas desarrolladas y planificadas. Tanto el empresario como el trabajador alistan recorrer el último día hábil de la semana, sin embargo, puede ser otro día que desde tempranas horas levante al estrés, la ansiedad y los dolores de cabeza cuando se disponga a cruzar el puente del emblemático Río Piraí de Santa Cruz de la Sierra rumbo al Urubó, o hasta Porongo; o a cualquiera de sus comunidades.
El cuello de botella es dramático. El embotellamiento castiga a los conductores y a la gente. El caos en el tránsito es evidente y lo demuestran las largas filas de vehículos, tanto de ingreso o de salida, que transitan la única conexión vial que es el puente Mario Foianini Lozada. La situación se parece a una carrera automovilística con una caravana de coches de auxilio que pugnan por llegar a sus destinos. Las horas pico de transitabilidad, amenazan y agravan la realidad al disponer de un sólo puente porque desde las 7 hasta las 9 de la mañana; o de 5 a 7 de la tarde, saltan las motivaciones de llegar a Santa Cruz o a la zona de Porongo. Las causas pueden ser por trabajo, o simplemente por la lógica relación de dependencia entre los habitantes citadinos y quienes viven en el Urubó y sus condominios.
La gente viene a ver sus empresas o tienen empleos en la ciudad de Santa Cruz, como también llevar a los hijos en edad escolar o estudios universitarios a Santa Cruz. También los albañiles, carpinteros, electricistas, jardineros, limpieza de piscinas y un mundo de trabajadores vienen a trabajar al Urubó.
El caótico tráfico comienza a tomar cuerpo en la avenida San Martín, Equipetrol Norte y cuarto anillo, cuando en la vía de ingreso al Urubó se agolpan las personas afanadas por llegar a su fuente laboral. Ahí están los taxistas, unidades de servicio público con los vehículos particulares, que entran en competencia por trasladarse velozmente, y no demorar tiempo. La carrera contrarreloj recién empieza.
Una vez cruzada la solitaria infraestructura construida sobre el Piraí, asoman los condominios y centros comerciales de la estrellada zona del Urubó, pero la alegría puede durar hasta la primera rotonda, en inmediaciones de la entrada al condominio Colinas del Urubó.
Desde este condominio se registran filas y filas de vehículos y camiones de carga pesada que parecen interminables. En este paisaje, funcionarios de Tráfico y Transporte del Gobierno Municipal de Porongo, cierran un carril y tratan de controlar el tránsito. La alcaldía porongueña habilitó sólo una vía de circulación rápida, pero hacen perder tiempo valioso.
Opinan vecinos del Urubó
1)
“Los embotellamientos en el puente Urubó en en la mañana y en la tarde son un perjuicio, tanto para los habitantes del sector como para toda la población que quiere dirigirse hacia el Urubó, o salir de él. Ya no hay horas picos, hay algunas pocas horas donde hay poco tráfico.
Es necesario más control del tráfico por parte del personal de la alcaldía, con un criterio adecuado para agilizarlo y no para detenerlo.
¿A qué atribuye las demoras en la ejecución del puente paralelo al Mario Foianini?
A una falta de criterio lógico que debió llevar a realizar la obra en su conjunto y no por partes, ya que mientras se hacía el puente se debió ir trabajando en los accesos y en el puente chico.
Y no así en que a pesar de ser obras paralelas hacen un todo, se están haciendo por partes, 0 planificación, 0 sensatez, 0 sentido común”.
Julio Peralta
2)
“Con respecto a los embotellamientos, es algo que todo el mundo sabía, la misma población y las autoridades. Es una situación que ya se veía venir y lo lamentable es que se ha hecho poco y nada. Eso hay que enmarcar como una referencia, explotó la bomba y las acciones son mínimas con respecto a lo que se tendría que hacer o debería haber hecho.
Es un caos total, algo que se preveía, falta total a la calidad de vida porque aquí se juntan muchas variables; hay gente que no sabe manejar. Te puedo dar uno de los puntos, en la rotonda del Urubó saliendo de colinas en esa subida pequeña, muchísima gente no sabe ni cómo manejar. Entonces, imagináte en una cola grande hacia atrás se junta mucha gente que sube en primera, caja mecánica y la automática no sabe ni cómo subirlo, entonces hay una falta de educación vial en la gente, hay una falta de conocimiento de cómo manejar porque si tenés una cola atrás y adelante tenés libre, acelerá. Hay falta de conciencia para que avancen los vehículos.
Vas a ver que después del puente, vas a tener territorio o camino expedito y nadie acelera cuando saben que atrás han esperado 15 o 20 minutos en la trancadera porque es la subida pequeña, y todos han llegado despacio a la rotonda cuando salís del Urubó. Entonces, hay que trabajar ese tema de hacer conciencia, o poner gente que agilicen el tránsito una vez que salida del puente. La entrada al Urubó por el puente es exactamente lo mismo, todo el mundo se tranca en el cuarto anillo y avenida San Martín; todos se parquean a comer sus empanadas, camiones, y no les importa nada los que están atrás. Y vos vas a ver que eso te genera una trancadera terrible porque todo el mundo frena para ver al otro, si va a salir o no.
Ahora, si vos seguís ese camino de entrada hasta el puente Mario Foianini es un caos, completamente lento, la gente no avanza, pero bajás la rotonda de Colinas y verás que la gente tiene camino expedito, la misma situación, no te acelera la gente; no hay nadie que los apure a que pasen de la rotonda de Colinas y aceleren hasta Porongo o hasta donde tienen que entrar. Imagináte, si vos necesitás descongestionar en la zona del cuarto anillo y avenida San Martín, o el ingreso a Colinas, tenés que tener adelante gente que te mueva rápido los vehículos. De esa manera vas a agilizar. Pero, primero, poner personal acá para los camiones que se ponen a comer empanadas, en doble, triple fila; eliminarlos para que nadie pare ahí directamente, o se haga una parada de una fila y nada más.
Otro tema, hay dos puntos bien críticos que son la entrada al Urubó en inmediaciones del COED, con trufis y taxis estacionados. Sí es necesario, pero hay que trasladarlos a otro lugar”.
José Rodríguez De Santis