Rural

Migueleños «huelen» que alcalde entregue más tierras

Vestido de Poncho Rojo, el alcalde de San Miguel de Velasco, Pedro Damián Dorado, celebró el 303 aniversario de fundación de su talentoso pueblo.
Los habitantes no esperaban que, durante la fiesta patronal, con dicho atuendo, la autoridad edil haya protagonizado una conversión de cultura racial, demostrado un cambio radical de chiquitano originario a indio andino.
Sorprendidos por la ridícula posición, alguien dijo que con esa actuación tendió una «cortina de humo para hacer circo y la gente no reclame los abusos que él mismo propició abriendo paso para que los avasalladores del altiplano hayan llegado exclusivamente con el objetivo de arrebatar las tierras de los chiquitanos originarios»
La lectura de un profesor sobre la imagen que representó Dorado, emite el mensaje: «Sean bienvenidos hermanos collas y ustedes indígenas chiquitanos tranquilos, somos hermanos y aquí tenemos los mismos derechos sobre las tierras, por tanto, debemos respetarnos».
El pasado 29 de septiembre, fiesta de los migueleños, en lugar de constituirse en una fecha de animación, fue un día amargo para los pobladores y posocas. Aguardaban con ansias escuchar un discurso esperanzador y de victoria frente a los usurpadores; sin embargo, por la sonrisa irónica del anfitrión, temen lo peor del alcalde masista. Interpretan que «huele a más entrega de tierras a comunidades collas»
Pedro Damian (en la foto) estuvo acompañado de las funcionarias del municipio: Lidia Yocochui y María Leoncia Tapanaché.
Al parecer, Pedro Damián, reniega de su procedencia y opta por convertirse en Poncho Rojo. Estas personas integran un grupo indígena boliviano que apoya las propuestas políticas comunistas de Evo Morales y su materialización en la Constitución de Bolivia de 2009. Carecen de sentido común y se violentan a la menor señal de contrariedad. Son originarios de la región andina de Omasuyos, reivindican la valoración y conservación de la cultura originaria, la reconstrucción de las formas organizativas ancestrales propias del aillu y la defensa de su cosmovisión.
San Miguel ya sufrió la dotación de 130.000 hectáreas a 539 familias en tierras fiscales. El Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) no coordinó la dotación de tierras con las autoridades de este municipio.
Por este motivo, el pueblo rechazó rotundamente los programas de asentamiento humano que realizó el INRA sin consultar y coordinar con las autoridades municipales y las organizaciones sociales tal como lo manda la Constitución Política del Estado y la ley de Reconducción Comunitaria, al ser reconocido como un territorio ancestral.
Como viceministro de Desarrollo Productivo, el ahora alcalde Pedro Damián Dorado, salió en defensa del INRA y aseguró que las tierras entregadas «son del Estado y que no hubo irregularidad alguna en el proceso de dotación»
Por el vínculo estrecho que une a esta autoridad con los Ponchos Rojos, los pobladores advierten: «No permitiremos más saqueo de nuestras tierras con el aval de un alcalde que ha perdido credibilidad»
Teresa Macoñó, una originaria de 85 años que vio nacer a Dorado, molesta dijo que, de continuar ultrajando a SAM, ella misma –con bastón en mano– organizará «la expulsión del cunumi Pedrito, montado en un burro alegre». (Gina Mendía)

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