Crespo: «El valor de la confianza»
A la vez de la urgente misión coyuntural de pacificar el país, lograr la normalización de las actividades en todo el territorio y continuar con la difícil tarea de la reactivación económica, el gobierno actual deberá planificar una estrategia dirigida a ganar la confianza entre los más de doce millones de habitantes de este nuestro sorprendente y extraordinario país.
Las declaraciones “somos un gobierno para todos”, “un gobierno de unidad”, etc., deberán dejar de ser un simple mensaje sin la suficiente evidencia y convertirse en una práctica genuina entre los responsables de la actual administración del Estado. El gobierno nacional tiene la oportunidad de desvirtuar los supuestos que se le atribuyen, por ejemplo, que está en contra de los cruceños y del departamento de Santa Cruz, lo que sería un total despropósito, considerando que en esta región del país viven y trabajan ciudadanos procedentes de todos los departamentos y está cerca de tener más de un tercio de la población boliviana, lo que no es racional bajo ningún punto de vista y, por contra partida, el pueblo cruceño no debería dejarse confundir con consignas divisionistas de grupos radicales.
Si luego de un debate profundo se optase por convertir este país en un estado Federal, no debería ser de ninguna manera un motivo de resistencia y un nuevo conflicto, esta propuesta es una opción viable. Simplemente, a partir de la decisión tomada, se deberá iniciar el proceso correspondiente.
Mientras tanto, si se quiere avanzar por la ruta de un mayor crecimiento y bienestar general, en el corto, mediano y largo plazo, se necesita un cambio de actitud del gobierno nacional, en el sentido de transmitir confianza a la población mayoritaria para sustentar un sólido Plan de Gobierno; una crisis profunda como la que estamos enfrentando solo se supera con un país unido y se deberá trabajar arduamente hasta lograr mayores niveles de aceptación y confianza.
Jóvenes y mayores, campesinos y obreros, amas de casa, universitarios, profesionales y empresarios, quechuas, aimaras y guaraníes, todas las fuerzas vivas en general, deben estar plenamente confiadas en que las medidas a implementar son ciertamente las soluciones integrales que requiere el país en este momento, lograr que todos construyamos los necesarios espacios de concertación que apoyen decididamente un gran proyecto nacional para superar esta muy difícil situación a la mayor brevedad posible.
Tenemos en todo el mundo ejemplos muy claros de países que han logrado revertir situaciones análogas y aun bastante más graves, a partir de un compromiso de unidad que se basa en la confianza entre todos y en sus gobernantes principalmente.
“El país se construye con Justicia y Verdad” otro eslogan que se escucha en estos días en algunos medios, que debe estar acompañado de hechos concretos como, por ejemplo: La declaratoria de la lucha frontal contra la Corrupción e Impunidad imperante en el país y que avergüenza a todos. Esto significa un cambio estructural inmediato en la Administración de la Justicia, que tiene como correlato la independencia de los poderes del Estado.
La ciudadanía en general debe tener la necesaria confianza y seguridad jurídica, que es la base fundamental de un estado de derecho, todo aquel que ha cometido delitos de cualquier naturaleza debe ser juzgado y condenado siguiendo el debido proceso.
Existe el convencimiento que la peor crisis que vive el país es la crisis moral, por lo tanto, debe producirse una verdadera Revolución del Comportamiento y el gobierno nacional debe ser el principal promotor de esta política de Estado y ser muy coherente con esta línea de gestión, demostrando con el ejemplo que tiene un compromiso real con este cambio fundamental, impostergable e imprescindible.
Esto se parece al sueño del “país de las maravillas” o solo una utopía, no obstante, como la esperanza es lo último que se pierde, tenemos fe en que el mensaje llegará a quien corresponda y causará el efecto que la gran mayoría sueña.
Fernando Crespo Lijerón / Vecino de Porongo