Opinión

𝗟a 𝗕rigada en el contexto de la crisis institucional cruceña

Bolivia ya no vive en democracia y eso es lo que mucha gente se rehúsa a reconocer y aceptar, aunque es evidente que paulatinamente nos vamos constituyendo en una dictadura que pronto podría equipararse a la de Venezuela de hoy, dominada por la dictadura chavista desde 1999, en la que al igual que en Nicaragua no es posible ni constituir una candidatura de oposición.

Uno de los caminos que toman las dictaduras, es apoderarse del control de las instituciones más representativas de una región; luego de que ya tomaron el control de las instituciones y órganos del estado considerados más importantes; entiéndase en este contexto lo que ya no podemos negar los bolivianos que es constatar que el ejecutivo tiene total dominio y control de los órganos Judicial, Electoral y Legislativo.

En lo que nos concierne como región, desde que el MAS asumió el mando del país en 2006, se impuso la tarea de tomar el control de todo el departamento de Santa Cruz y de sus instituciones con diversas triquiñuelas, inclusive antidemocráticas e ilegales, tiro de gracia que todavía no ha conseguido dar en el albo gracias a la aguerrida lucha librada en las calles y también por la coherencia de algunos dirigentes (cada vez menos) y de parlamentarios que tienen en primero lugar el sentido del deber de su representación antes que el de la conveniencia ubicua y circunstancial (que son cada vez menos).

Es así, que uno de los propósitos o deseos del MAS es tener el control del Comité Cívico Pro Intereses de Santa Cruz, Gobernación, Alcaldía y, fundamentalmente, de la Brigada Parlamentaria de Santa Cruz; esta última por ser considerada en el rol que cumplió como el factor de unidad, integración, y generador de políticas regionales con los sectores productivos, empresariales, sociales, obreros, gobernación, asociación de municipios del departamento, entidades cívicas cruceñas.

Es necesario recordar que las Brigadas Parlamentarias Departamentales son la representación o los brazos operativos de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), en los nueve departamentos del país, por lo que se constituyen en los órganos de trabajo, coordinación y relacionamiento directo de los parlamentarios con la ciudadanía; permitiendo desconcentrar y armonizar regionalmente el trabajo de la ALP. Como órganos operativos, deben ejercer tareas de consulta, investigación, procesamiento, coordinación e información, respecto de las facultades constitucionales del Legislativo, es decir legislar, fiscalizar y gestionar.

El MAS no tiene la más mínima intención de generar un ejercicio democrático porque su vocación es la de dominar y usufructuar del poder sin restricción alguna, motivo por el que erosiona y compra conciencias buscando que se antepongan los intereses partidarios a los de las regiones y de los ciudadanos, razón por la que desde que el MAS es gobierno, hemos presenciado que el trabajo de la Brigada Parlamentaria entre otras instituciones ha sido boicoteado y desprestigiado a través de una serie de chicanas digitadas desde La Paz y desde la administración de la misma ALP.

El centralismo busca imponerse tomando el control de las instituciones y frenando y paralizando todo trabajo efectivo de instituciones que antes fueron bastiones de legítimas demandas y aspiraciones regionales. Si no entendemos esto no entendemos la raíz de nuestros problemas y menos la causa de que en los últimos años la Brigada Parlamentaria de Santa Cruz se haya visto impedida de realizar un trabajo coordinado y efectivo, en especial con las otras instituciones, organizaciones y entidades representativas de las demandas regionales, las que también languidecen y son parte de la evidente crisis política, cívica. Estamos frente a un proceso de destrucción institucional y lo más grave es que las mismas instituciones se han constituido en el presente como parte del proceso de autodestrucción, propiciándolo en vez de frenarlo.

La grey masista destruye lo que no maneja y controla y es así que en lo que concierne a la Brigada Cruceña los parlamentarios oficialistas (MAS) disciplinadamente han dejado de asistir a las sesiones de brigada convocadas con oportunidad y han generado toda suerte de maniobras para que no se concreten las renovaciones de directivas anuales, lo que ha derivado en una serie de acciones y chicanas económicas y jurídicas como son el congelamiento de cuentas que impiden la contratación de personal y mantenimiento regular de las instalaciones; además del desconocimiento de toda acción de legislación, fiscalización y gestión, lo que significa en un cercenamiento de las facultades constitucionales otorgadas a los parlamentarios.

El mejor ejemplo es que hace dos gestiones el senador Henry Montero ganó ampliamente la votación para ser el presidente de la Brigada Parlamentaria, sin embargo, con una serie de artilugios y chicanas jurídicas los parlamentarios del MAS y algunos de oposición paralizaron su reconocimiento en la ALP, lo que derivó en un congelamiento de cuentas, y significó la interrupción de toda actividad en la Brigada Parlamentaria.

Con ese tipo de acciones el MAS ha venido paralizando la contratación del personal mínimo necesario para que la Brigada pueda funcionar, como son, un secretario técnico, un secretario administrativo, además de personal de apoyo; lo que no sucede en otros departamentos del país donde las brigadas que están controladas por el oficialismo gozan de muchos beneficios. Con esas maniobras, es imposible pagar los servicios de energía eléctrica, agua, limpieza y otros.

Aun así, pese al embate son más de 17 años que la oposición se ha resistido a ceder el control de la Brigada Parlamentaria de Santa Cruz al oficialista MAS y con altas y con bajas se busca no ceder a este intento, claro que no se puede vivir en el desgaste de solo resistir y deberían haber gestiones y estrategias para recuperar a las instituciones encargadas de representar y defender nuestras justas demandas regionales.

Es importante recalcar que no se trata de una crisis de la Brigada, sino de una crisis política integral que busca el sometimiento institucional de toda la ALP al gobierno del MAS, ahora bajo la gestión de Luis Arce Catacora.

El momento es delicado y se debe analizar con propiedad para no ceder en la defensa de una institución que debe seguir representando un bastión contra el centralismo y las prácticas antidemocráticas que hoy por hoy imperan en nuestro país.

Nuestro compromiso con nuestra región debe estar por encima de las dificultades que actualmente nos han impedido una renovación de directiva, razón por la cual mientras esto puede encontrar un camino de solución debemos imponernos como representación de brigada el cumplimiento de una tarea ineludible que tiene que ver con el futuro mismo de toda la región, cual es la fiscalización de la etapa post censal, del control riguroso y responsable de los resultados del censo del pasado 23 de marzo, que va a redundar en beneficios para todo el departamento y el país.

Se trata de una lucha, que en realidad es la continuación de la lucha que iniciamos los cruceños en diciembre de 2022, con un paro de 36 días reclamando por el Censo para no permitir que nos sean arrebatados nuestros derechos.

Esta lucha la tenemos que llevar a conciencia y con desprendimiento ya que es necesario ser visionarios y conscientes de que tenemos que privilegiar los objetivos y tareas que nos permitirán forjar y consolidar nuestro desarrollo de cara al presente y el futuro. El camino de destrucción es evidente, el de re construcción debe ser labrado identificando una a una las batallas y nuestro compromiso con objetivos y causas nobles.

La visión cruceña no es solo empresarial sino también institucional porque desde nuestros orígenes luchamos por no ser fagocitados por un poder central que quiere tomarlo todo para su propio beneficio.

La crisis de la Brigada cruceña es parte de una crisis institucional que debe ser superada con el concurso de todas las instituciones departamentales que deben dejar de mirarse el ombligo para mirar el cordón umbilical que nos dio la vida, la tierra, el nombre y la identidad.

No basta con llamarnos cruceños, tenemos que parecer cruceños!

𝑃𝑜𝑟 𝐶𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑅𝑒𝑘 𝐿ó𝑝𝑒𝑧

𝑆𝑒𝑛𝑎𝑑𝑜𝑟𝑎 𝑝𝑜𝑟 𝑆𝑎𝑛𝑡𝑎 𝐶𝑟𝑢𝑧

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