La confianza, el valor que lo cambia todo
A la par de la difícil y urgente tarea de la reactivación económica, el gobierno actual deberá planificar una estrategia dirigida a sostener y recuperar la confianza entre los más de doce millones de habitantes de este nuestro extraordinario y sorprendente país.
Las declaraciones “somos un gobierno para todos”, “un gobierno de unidad”, etc., deberán dejar de ser un simple mensaje vacío sin fundamento real y convertirse en una práctica genuina entre los responsables de la actual administración del Estado.
Nada o muy poco se puede lograr en el corto, mediano y largo plazo, si no se dan señales muy claras y desde el principio de un cambio de actitud en los gobernantes imprescindible para sustentar un sólido Plan de Gobierno; una crisis profunda como la que estamos enfrentando solo se supera con un país unido y se deberá trabajar arduamente hasta lograr mayores niveles de aceptación, contar con una base social más amplia totalmente comprometida.
Jóvenes y mayores, campesinos y obreros, amas de casa, universitarios, profesionales y empresarios, quechuas, aimaras y guaraníes, todas las fuerzas vivas en general, deben estar plenamente confiadas en que las medidas a implementar son ciertamente las soluciones integrales que requiere el país en este momento, lograr que todos estemos alineados y apoyemos decididamente un gran proyecto nacional para superar esta
muy difícil situación a la mayor brevedad posible.
Tenemos en todo el mundo ejemplos muy claros de países que han logrado revertir situaciones análogas a partir de un compromiso de unidad que se basa en la confianza entre todos y en sus gobernantes principalmente.
“El país se construye con Justicia y Verdad” un eslogan que se escucha en estos días en los medios de comunicación audiovisual, que debe estar acompañada de hechos concretos como, por ejemplo: La declaratoria de la lucha frontal contra la Corrupción e Impunidad imperante en el país y que avergüenza a todos. Esto significa un cambio estructural inmediato en la Administración de la justicia, que tiene como correlato la independencia de los poderes del Estado.
La ciudadanía en general debe tener la necesaria confianza y seguridad jurídica que es la base fundamental de un estado de derecho, todo aquel que ha cometido delitos de cualquier naturaleza debe ser juzgado y condenado siguiendo el debido proceso.
Alguien dijo que la peor crisis que vive el país es la crisis moral, por lo tanto, debe producirse una verdadera Revolución del Comportamiento y el nuevo gobierno debe ser el principal promotor de esta política de Estado y ser muy coherente con esta línea en esta gestión, demostrando con el ejemplo que tiene un compromiso real con este cambio fundamental e imprescindible.
Esto se parece al sueño del “país de las maravillas” pero como la esperanza es lo último que se pierde, tenemos fe en que el mensaje llegará a quien corresponda y causará el efecto que todos soñamos.
Fernando Crespo – Vecino de Porongo